El Prelado explicó que el pecado personal puede convertirse en un "pecado social" cuando afecta a la comunidad de fe y a la sociedad.
"En la Iglesia de los primeros siglos había una conciencia clara del aspecto social del pecado. Las injusticias sociales, la exclusión social, la pobreza extrema, la esclavitud de las drogas, del sexo y del alcohol, son hoy también causa de la falta de santidad de nosotros como miembros de la Iglesia", señaló el Obispo.
Mons. Martorell señaló que "si bien todo pecado es personal, porque es un acto de libertad de un hombre en particular y no propiamente de un grupo o comunidad, es al mismo tiempo social".
El Obispo recordó las enseñanzas de Juan Pablo II en su Encíclica "Reconciliatio et Paeinitentia" en donde explicó que "en virtud de una solidaridad humana tan misteriosa e imperceptible como real y concreta, el pecado de cada uno repercute en cierta manera en los demás"
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