domingo, 25 de septiembre de 2011

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 25 Septiembre 2011

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario A

Santo(s) del día : Santo Niño de la Guardia († 1489)

Evangelio según San Mateo 21,28-32.

"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'.
El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él। Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, filósofa, mártir, co-patrona de Europa
Meditación para la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

Obedientes al Padre, siguiendo al Hijo

"¡Qué se haga tu voluntad!" (Mt 6,10) En esto ha consistido, toda la vida del Salvador. Vino al mundo para cumplir la voluntad del Padre, no sólo con el fin de expiar el pecado de desobediencia por su obediencia (Rm 5,19), sino también para reconducir a los hombres hacia su vocación en el camino de la obediencia.
No se da a la voluntad de los seres creados, ser libre por ser dueño de sí mismo. Está llamada a ponerse de acuerdo con la voluntad de Dios. Si acepta por libre sumisión, entonces se le ofrece también participar libremente en la culminación de la creación. Si se niega, la criatura libre pierde su libertad. La voluntad del hombre todavía tiene libre albedrío, pero se deja seducir por las cosas de este mundo que le atraen y poseen en una dirección que la aleja de la plenitud de su naturaleza, como Dios manda y que han abolido la meta que se ha fijado en su libertad original. Además de la libertad original, pierde la seguridad de su resolución. Se vuelve cambiante e indecisa, desgarrada por las dudas y los escrúpulos, o endurecida en su error.
Frente a esto, no hay otro remedio que el camino de seguir a Cristo, el Hijo del hombre, que no sólo obedecía directamente al Padre del cielo, sino que se sometió también a los hombres que representaban la voluntad del Padre. La obediencia tal como Dios quería, nos libera de la esclavitud que nos causan las cosas creadas y nos devuelve a la libertad. Así también el camino hacia la pureza de corazón.

domingo, 18 de septiembre de 2011


¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 18 Septiembre 2011

XXV Domingo del Tiempo Ordinario A

Santo(s) del día : San José Cupertino
Evangelio según San Mateo 20,1-16a.

Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'. Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo,protestaban contra el propietario, diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'. El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'. Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : San Gregorio Magno (v. 540-604), Papa y doctor de la Iglesia
Homilías sobre el Evangelio n°19

«Id también vosotros a mi viña»

El Señor no cesa en ningún momento de enviar obreros para cultivar su viña...: por medio de los patriarcas, luego de los doctores de la Ley y los profetas, y por último, los apóstoles, trabajaba, en cierto modo, cultivando su viña por medio de sus trabajadores. Todos aquellos que, a una fe recta, se unen las buenas obras han sido los obreros de esta viña...
Los trabajadores del principio del día, de la tercera, de la sexta y de la novena hora representan, pues, el antiguo pueblo hebreo, que, se aplica... desde el comienzo del mundo, a dar culto a Dios con una fe recta, y por tanto, no ha cesado, por así decirlo, de trabajar en el cultivo de la vid. Pero a la 11ª hora, son llamados los paganos, y es a ellos a quienes se destinan estas palabras: "¿por qué habéis estado allí, toda la jornada, sin hacer nada? " pues a lo largo de mucho tiempo, los paganos se habían descuidado de trabajar para la vida eterna, y estaban ahí, en cierta forma, toda la jornada, sin hacer nada. Pero observad, hermanos, lo que responden a la pregunta que se les ha planteado: «porque nadie nos ha contratado». En efecto, ningún patriarca, ni ningún profeta habían llegado a ellos. Y ¿qué quiere decir: "nadie nos ha contratado para trabajar" sino: "nadie nos ha predicado el camino de la vida «?
Pero nosotros, ¿qué excusa pondremos, si no hacemos buenas obras? Recordemos que hemos recibido la fe, al salir del seno de nuestra madre, escuchado las palabras de vida desde nuestra cuna, y fueron las ubres de la santa Iglesia el alimento de la doctrina celestial al mismo tiempo que la leche materna.

domingo, 11 de septiembre de 2011



¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 11 Septiembre 2011XXIV Domingo del Tiempo Ordinario A
Santo(s) del día : Santa Teodora
Entonces se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".Evangelio según San Mateo 18,21-35. jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidoresComenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debíaLos demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señorEste lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debíaLo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por : Beato Juan Pablo II
Encíclica «Dives in misericordia» cp. 7, §14 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

«¿No deberías, a tu vuelta, tener compasión de tu hermano?»

La Iglesia debe considerar como uno de sus deberes principales—en cada etapa de la historia y especialmente en la edad contemporánea—el de proclamar e introducir en la vida el misterio de la misericordia, revelado en sumo grado en Cristo Jesús. Este misterio, no sólo para la misma Iglesia en cuanto comunidad de creyentes, sino también en cierto sentido para todos los hombres, es fuente de una vida diversa de la que el hombre, expuesto a las fuerzas prepotentes de la triple concupiscencia que obran en él, está en condiciones de construir. Precisamente en nombre de este misterio Cristo nos enseña a perdonar siempre. ¡Cuántas veces repetimos las palabras de la oración que El mismo nos enseñó, pidiendo: «perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores» (Mt 6,12), es decir, a aquellos que son culpables de algo respecto a नोसोत्रोस

Es en verdad difícil expresar el valor profundo de la actitud que tales palabras trazan e inculcan. ¡Cuántas cosas dicen estas palabras a todo hombre acerca de su semejante y también acerca de sí mismo! La conciencia de ser deudores unos de otros va pareja con la llamada a la solidaridad fraterna que san Pablo ha expresado en la invitación concisa a soportarnos «mutuamente con amor» (Ep 4,2). ¡Qué lección de humildad se encierra aquí respecto del hombre, del prójimo y de sí mismo a la vez! ¡Qué escuela de buena voluntad para la convivencia de cada día, en las diversas condiciones de nuestra existencia!

domingo, 4 de septiembre de 2011


EVANGELIO DEL DIA

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 04 Septiembre 2011

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario A


Santo(s) del día : Santa Rosa Viterbo

Evangelio según San Mateo 18,15-20.

Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos.
Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá.
Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos".



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de la Misioneras de la Caridad
El amor más grande

«Todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo»: el sacramento del perdón

El otro día un periodista me hizo una curiosa pregunta:
¿Incluso usted tiene que confesarse? Sí, le dije. Me confieso cada semana. Entonces Dios tiene que ser muy exigente, si hasta usted tiene que confesarse.
Seguro que su hijo a veces se equivoca, le dije. Y ¿qué ocurre cuando viene y le dice «papá, lo siento»?, ¿qué hace usted? Lo rodea con sus brazos y lo besa. ¿Por qué? Pues porque esa es su manera de decirle que lo ama.
Dios hace lo mismo. Nos ama tiernamente.
Por lo tanto cuando pecamos o cometemos un error, lo que debemos hacer es servirnos de eso para acercarnos más a Dios. Digámosle humildemente: «Sé que no debería haber hecho esto, pero incluso esta falta te la ofrezco».
Si hemos pecado o cometido un error, digámosle: «¡Lo siento! Me arrepiento». Dios es un Padre que perdona. Su clemencia es mayor que nuestros pecados. Él nos perdonará.