domingo, 27 de enero de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 27 Enero 2013

Tercer Domingo del tiempo ordinario
Santo(s) del día : Santa Ángela Meríci

Evangelio según San Lucas 1,1-4.4,14-21.

Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, 
tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. 
Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, 
a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido. 
Jesús volvió a Galilea con del poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. 
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. 
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. 
Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: 
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos 
y proclamar un año de gracia del Señor. 
Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. 
Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír"

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 
San Ambrosio (c 340-397), obispo de Milán y maestro de San Agustín, doctor de la Iglesia 
Comentario al salmo 1, 33; CSEL 64, 28-30 

“Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”

Sacia tu sed en el Antiguo Testamento para, seguidamente, beber del Nuevo. Si tú no bebes del primero, no podrás beber del segundo. Bebe del primero para atenuar tu sed, del segundo para saciarla completamente... Bebe de la copa del Antiguo Testamento y del Nuevo, porque en los dos es a Cristo a quien bebes. Bebe a Cristo, porque es la vid (Jn 15,1), es la roca que hace brotar el agua (1Co, 10,3), es la fuente de la vida (Sal 36,10). Bebe a Cristo porque él es “el correr de las acequias que alegra la ciudad de Dios” (Sal 45,5), él es la paz (Ef 2,14) y “de su seno nacen los ríos de agua viva” (Jn 7,38). Bebe a Cristo para beber de la sangre de tu redención y del Verbo de Dios. El Antiguo Testamento es su palabra, el Nuevo lo es también. Se bebe la Santa Escritura y se la come; entonces, en las venas del espíritu y en la vida del alma desciende el Verbo eterno. “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Dt 8,3; Mt 4,4). Bebe, pues de este Verbo, pero en el orden conveniente. Bebe primero del Antiguo Testamento, y después, sin tardar, del Nuevo.

Dice él mismo, como si tuviera prisa: “Pueblo que camina en las tinieblas, mira esta gran luz; tú, que habitas en un país de muerte, sobre ti se levanta una luz” (Is 9,1 LXX). Bebe, pues, y no esperes más y una gran luz te iluminará; no la luz normal de cada día, del sol o de la luna, sino esta luz que rechaza la sombra de la muerte.

domingo, 20 de enero de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 20 Enero 2013

Segundo Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Juan 2,1-11.

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. 
Jesús también fue invitado con sus discípulos. 
Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". 
Jesús le respondió: "Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía". 
Pero su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que él les diga". 
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. 
Jesús dijo a los sirvientes: "Llenen de agua estas tinajas". Y las llenaron hasta el borde. 
"Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete". Así lo hicieron. 
El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo 
y le dijo: "Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento". 
Este fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él. 


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 



Leer el comentario del Evangelio por : 
San Máximo de Turín (?-c 420), obispo  
Homilía 23; PL 57, 274 

El vino nuevo de la verdadera alegría

El Señor, está escrito, fue a la boda donde había sido invitado. El Hijo de Dios pues fue a esta boda para santificar con su presencia el matrimonio que ya había sido instituido. Fue a una boda de la antigua ley para escogerse en el pueblo pagano una esposa que permanecería siempre virgen. Él que no nació de un matrimonio humano fue a la boda. Fue allá no para participar en un banquete festivo, sino para revelarse por un prodigio verdaderamente admirable. Fue allá no para beber vino, sino para darlo. Porque, tan pronto como los invitados se quedaron con vino, la bienaventurada María le dijo: "no tienen vino".

Jesús, aparentemente contrariado, le respondió: " ¿mujer, qué nos va a ti y a mi?"... Respondiendo: " mi hora todavía no ha llegado ", anunciaba ciertamente la hora gloriosa de su Pasión, o bien el vino difundido para la salvación y la vida de todos. Marie pedía un favor temporal, mientras que Cristo preparaba una alegría eterna.

Sin embargo el Señor en su bondad, no vaciló en conceder estas pequeñas cosas hasta que vengan las grandes. La bienaventurada María, porque verdaderamente era la madre del Señor, veía por el pensamiento lo que iba a llegar y conocía por anticipado la voluntad del Señor.

Por eso se encargó de advertir a los servidores con estas palabras: " haced lo que él os diga". Su santa madre sabía ciertamente que la palabra de reproche de su hijo y Señor no escondía el resentimiento de un hombre enfurecido sino contenía un misterio de compasión... Y de repente el agua comenzó a recibir la fuerza, a cambiar el color, a difundir un buen olor, a adquirir gusto, y al mismo tiempo a cambiar totalmente de naturaleza. Y esta transformación del agua en otra sustancia manifestó la presencia del Creador, porque nadie, excepto el que creó el agua de nada, puede transformarla en otra cosa.

domingo, 13 de enero de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 13 Enero 2013

Fiesta del Bautismo del Señor

Evangelio según San Lucas 3,15-16.21-22.

Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, 
él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. 
Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y mientras estaba orando, se abrió el cielo 
y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección". 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : San Juan Crisóstomo (c 345-407), sacerdote en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia 
Homilía sobre el evangelio de Mateo, n° 12; PG 57, 201 

“El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma”

Consideremos el gran milagro que se produjo después del bautismo del Salvador; es el preludio de los que iban a venir. No se abre el antiguo Paraíso, sino el mismo cielo: " tan pronto como Jesús fue bautizado, se abrieron los cielos " (Mt 3,16). ¿Por qué razón, pues, se abren los cielos?—Para que os deis cuenta que también en vuestro bautismo se abre el cielo, os llama Dios a la patria de arriba y quiere que no tengáis ya nada de común con la tierra... Sin embargo, aun cuando ahora no se den esos signos sensibles, nosotros aceptamos lo que ellos pusieron una vez de manifiesto.


La paloma apareció entonces para señalar como con el dedo a los allí presentes y a Juan mismo, que Jesús era Hijo de Dios. Más no sólo para eso, sino para que tú también adviertas que en tu bautismo viene también sobre ti el Espíritu Santo. Pero ahora ya no necesitamos de visión sensible, pues la fe nos basta totalmente.


Pero ¿por qué apareció el Espíritu Santo en forma de paloma? —Porque la paloma es un ave mansa y pura. Como el Espíritu Santo es espíritu de mansedumbre aparece bajo la forma de paloma. La paloma por otra parte, nos recuerda también la antigua historia. Porque bien sabéis que cuando nuestro linaje sufrió el naufragio universal y estuvo a punto de desaparecer, apareció la paloma para señalar el final de la tormenta, y, llevando un ramo de olivo, anunció la buena nueva de la paz sobre toda la tierra. Todo lo cual era figura de lo por venir... Y, en efecto, cuando entonces las cosas habían llegado a un estado de desesperación, todavía hubo solución y remedio.


Lo que llegó en otro tiempo por el diluvio de las aguas, llega hoy como por un diluvio de gracia y de misericordia... No es tan solo a un hombre, a quien la paloma llama a salir del arca para repoblar la tierra: atrae a todos los hombres hacia el cielo. En lugar de una rama de olivo, trae a los hombres la dignidad de su adopción como niños de Dios.

domingo, 6 de enero de 2013

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 06 Enero 2013

Solemnidad de la Epifanía del Señor

Evangelio según San Mateo 2,1-12.

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén 
y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". 
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. 
Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. 
"En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: 
Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel". 
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, 
los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje". 
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. 
Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, 
y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. 
Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino. 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 
San Juan Crisóstomo (c.345- 407), presbítero en Antioquia, obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia, Padre de la Iglesia Oriental 

Homilías sobre San Mateo, VII,5 

Sigamos a los magos

Levantémonos, siguiendo el ejemplo de los magos. Dejemos que el mundo se desconcierte; nosotros corramos hacia dónde está el niño. Que los reyes y los pueblos, que los crueles tiranos se esfuercen en barrarnos el camino, poco importa. No dejemos que se enfríe nuestro ardor. Venzamos todos los males que nos acechan. Si los magos no hubiesen visto al niño no habrían podido escaparse de las amenazas del rey Herodes. Antes de poder contemplarlo, llenos de gozo, tuvieron que vencer el miedo, los peligros, las turbaciones. Después de adorar al niño, la calma y la seguridad colmaron sus almas...
¡Dejad, pues, vosotros también, la ciudad sumida en el desorden, dejad al déspota comido por la crueldad, dejad las riquezas del mundo, y venid a Belén, la casa del pan espiritual! Si sois pastores, venid y veréis al niño en el establo. Si sois reyes y no venís, vuestra púrpura no os servirá de nada. Si sois magos, no importa, no es impedimento con tal que vengáis para presentar vuestra veneración y no para aplastar al Hijo del Hombre. Acercaos con espanto y alegría, dos sentimientos que no se excluyen...
¡Postrándonos, soltemos lo que retienen nuestras manos! Si tenemos oro, entreguémoslo sin demora, no rehuyamos darlo...Unos extranjeros emprendieron un tan largo viaje para contemplar a este niño recién nacido. ¿Qué excusa tenéis para vuestra conducta, vosotros, que os echáis atrás ante el corto camino de ir a visitar al enfermo a al prisionero? Ellos ofrecieron oro. Vosotros dais pan con harta tacañería. Ellos vieron la estrella y su corazón se llenó de alegría. Vosotros veis a Cristo en una tierra extranjera, desnudo ¿y no os conmueve?