miércoles, 29 de junio de 2011

Hoy la Iglesia celebra a Pedro y Pablo, Santos

Origen de la fiesta San Pedro y San Pablo son apóstoles, testigos de Jesús que dieron un gran testimonio. Se dice que son las dos columnas del edificio de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo.
Los cadáveres de San Pedro y San Pablo estuvieron sepultados juntos por unas décadas, después se les devolvieron a sus sepulturas originales. En 1915 se encontraron estas tumbas y, pintadas en los muros de los sepulcros, expresiones piadosas que ponían de manifiesto la devoción por San Pedro y San Pablo desde los inicios de la vida cristiana. Se cree que en ese lugar se llevaban a cabo las reuniones de los cristianos primitivos. Esta fiesta doble de San Pedro y San Pablo ha sido conmemorada el 29 de Junio desde entonces.
El sentido de tener una fiesta es recordar lo que estos dos grandes santos hicieron, aprender de su ejemplo y pedirles en este día especialmente su intercesión por nosotros.



El Papa recuerda con emoción su ordenación sacerdotal 60 años atrás

Al presidir este miércoles en el Vaticano la Misa por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Benedicto XVI meditó sobre el sentido de su ministerio sacerdotal, al cumplirse hoy el 60º aniversario de su ordenación ministerial.
“‘Ya no los llamo siervos, sino amigos’ Sesenta años después de mi Ordenación sacerdotal, siento todavía resonar en mi interior estas palabras de Jesús, que nuestro gran Arzobispo, el Cardenal Faulhaber, con la voz ya un poco débil pero firme, nos dirigió a los nuevos sacerdotes al final de la ceremonia de Ordenación”, dijo el Pontífice.
“Yo sabía y sentía”, agregó “que en ese momento esta no era sólo una palabra ‘ceremonial’, y era también algo más que una cita de la Sagrada Escritura. Era bien consciente: en este momento, Él mismo, el Señor, me la dice a mí de manera totalmente personal. En el Bautismo y la Confirmación, Él ya nos había atraído hacia sí, nos había acogido en la familia de Dios. Pero lo que sucedía en aquel momento era todavía algo más. Él me llama amigo”.
“Me acoge en el círculo de aquellos a los que se había dirigido en el Cenáculo. En el grupo de los que Él conoce de modo particular y que, así, llegan a conocerle de manera particular”.
“Me otorga la facultad, que casi da miedo, de hacer aquello que sólo Él, el Hijo de Dios, puede decir y hacer legítimamente: Yo te perdono tus pecados”.
“Sé que tras estas palabras”, continuó el Pontífice emocionado “está su Pasión por nuestra causa y por nosotros. Sé que el perdón tiene su precio: en su Pasión, Él ha descendido hasta el fondo oscuro y sucio de nuestro pecado. Ha bajado hasta la noche de nuestra culpa que, sólo así, puede ser transformada”.
“Y, mediante el mandato de perdonar, me permite asomarme al abismo del hombre y a la grandeza de su padecer por nosotros los hombres, que me deja intuir la magnitud de su amor”, agregó.
El Santo Padre admitió que el llamado de Dios “puede hacernos estremecer a través de las décadas, con tantas experiencias de nuestra propia debilidad y de su inagotable bondad”; pero en su llamado, el Señor invita a vivir plenamente la amistad.
“La amistad es una comunión en el pensamiento y el deseo. El Señor nos dice lo mismo con gran insistencia: ‘Conozco a los míos y los míos me conocen’”
“Él me conoce por mi nombre. No soy un ser anónimo cualquiera en la inmensidad del universo. Me conoce de manera totalmente personal. Y yo, ¿le conozco a Él? La amistad que Él me ofrece sólo puede significar que también yo trate siempre de conocerle mejor; que yo, en la Escritura, en los Sacramentos, en el encuentro de la oración, en la comunión de los Santos, en las personas que se acercan a mí y que Él me envía, me esfuerce siempre en conocerle cada vez más”.
“En la amistad”, prosiguió el Pontífice “mi voluntad se une a la suya a medida que va creciendo; su voluntad se convierte en la mía, y justo así llego a ser yo mismo”
“Señor, ayúdame siempre a conocerte mejor. Ayúdame a ser una sola cosa con tu voluntad. Ayúdame a vivir mi vida, no para mí mismo, sino junto a Ti para los otros. Ayúdame a ser cada vez más Tu amigo”, dijo el Papa Benedicto.
Al referirse luego a la vocación del sacerdote, el Papa dijo que “el Señor nos exhorta a superar los confines del ambiente en que vivimos, a llevar el Evangelio al mundo de los otros, para que impregne todo y así el mundo se abra para el Reino de Dios”; pero para ello “necesitamos el sol y la lluvia, la serenidad y la dificultad, las fases de purificación y prueba, y también los tiempos de camino alegre con el Evangelio”.
“Volviendo la mirada atrás” rememoró, “podemos dar gracias a Dios por ambas cosas: por las dificultades y por las alegrías, por las horas oscuras y por aquellas felices. En las dos reconocemos la constante presencia de su amor, que nos lleva y nos sostiene siempre de nuevo”.
El Pontífice luego preguntó: “¿Qué clase de fruto es el que espera el Señor de nosotros?”
“El auténtico contenido de la Ley, su summa, es el amor a Dios y al prójimo. Este doble amor, sin embargo, no es simplemente algo dulce. Conlleva en sí la carga de la paciencia, de la humildad, de la maduración de nuestra voluntad en la formación e identificación con la voluntad de Dios, la voluntad de Jesús Cristo, el Amigo. Sólo así, en el hacerse todo nuestro ser verdadero y recto, también el amor es verdadero; sólo así es un fruto maduro”.
“Amor significa abandonarse, entregarse; lleva en sí el signo de la cruz”.
Finalizando su homilía, el Pontífice dijo que “me he sentido impulsado a decirles – a todos los sacerdotes y Obispos, así como también a los fieles de la Iglesia – una palabra de esperanza y ánimo; un palabra, madurada en el experiencia, sobre el hecho de que el Señor es bueno”.
“Este es un momento de gratitud: gratitud al Señor por la amistad que me ha ofrecido y que quiere ofrecer a todos nosotros. Gratitud a las personas que me han formado y acompañado. Y en todo ello se esconde la plegaria de que un día el Señor, en su bondad, nos acoja y nos haga contemplar su alegría”, concluyó.

martes, 28 de junio de 2011

LOS INVITAMOS A LAS JORNADAS DE FORMACIÓN Y


CELEBRACION DE LA EUCARISTIA


CON EL PBRO. JUAN BAUTISTA JOTAYAN




DÍA: Miércoles 06 de Julio

Horario: 19:15 hs.


Casa de la Renovación – Necochea Nº 1257 – Tel: 4319184


Organiza: Renovación Carismática Católica de Salta

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 26 Junio 2011
El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Corpus Christi)सोलेम्निदाद


Santo(s) del día : San Josemaría Escrivá de Balaguer

Evangelio según San Juan 6,51-58.


Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo".
Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : Papa Benedicto XVI
Exhortación Apostólica «Sacramentum Caritatis» §70 (trad. DC 2377, p. 331 © Libreria Editrice Vaticana)

"De la misma manera que el Padre, que vive, me ha enviado y que yo vivo por Él, de la misma manera aquellos que me coman, vivirán por Mi.»


El Señor Jesús, que por nosotros se ha hecho alimento de verdad y de amor, hablando del don de su vida nos asegura que «quien coma de este pan vivirá para siempre» (Jn 6,51). Pero esta «vida eterna» se inicia en nosotros ya en este tiempo por el cambio que el don eucarístico realiza en nosotros: «El que me come vivirá por mí» (Jn 6,57). Estas palabras de Jesús nos permiten comprender cómo el misterio «creído» y «celebrado» contiene en sí un dinamismo que lo convierte en principio de vida nueva en nosotros y forma de la existencia cristiana.
En efecto, comulgando el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo se nos hace partícipes de la vida divina de un modo cada vez más adulto y consciente. Análogamente a lo que san Agustín dice en las Confesiones sobre el Logos eterno, alimento del alma, poniendo de relieve su carácter paradójico, el santo Doctor imagina que se le dice: «Soy el manjar de los grandes: crece, y me comerás, sin que por eso me transforme en ti, como el alimento de tu carne; sino que tú te transformarás en mí». En efecto, no es el alimento eucarístico el que se transforma en nosotros, sino que somos nosotros los que gracias a él acabamos por ser cambiados misteriosamente. Cristo nos alimenta uniéndonos a él; «nos atrae hacia sí».
La Celebración eucarística aparece aquí con toda su fuerza como fuente y culmen de la existencia eclesial, ya que expresa, al mismo tiempo, tanto el inicio como el cumplimiento del nuevo y definitivo culto, la logiké latreía. A este respecto, las palabras de san Pablo a los Romanos son la formulación más sintética de cómo la Eucaristía transforma toda nuestra vida en culto espiritual agradable a Dios: «Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable» (Rm 12,1).






domingo, 19 de junio de 2011

Evangelio de fin de semana









¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68



domingo 19 Junio 2011. La Santísima Trinidad - Solemnidad. Santo(s) del día : San Lamberto, Beata Margarita Rutan .


Evangelio según San Juan 3,16-18.


Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : San Atanasio (295-373), obispo de Alejandría, doctor de la Iglesia
Cartas a Serapion, n°1, 19; PG 26, 373



«Todo el que cree en Él... tendrá la vida eterna»


Hombres insensatos..., que no cesáis vuestras indiscretas investigaciones en relación con la Trinidad y no os contentáis con creer que existe, ya que tenéis por guía lo que el apóstol escribió: "Es necesario creer que Dios existe y que garantiza la recompensa a los que lo buscan". Que nadie se plantee cuestiones superfluas, pero que se limiten a aprender lo que está contenido en las Escrituras...
La Escritura dice que el Padre es fuente y luz: "Me han abandonado; a mí, la fuente de agua viva»; «Has abandonado la fuente de la sabiduría», y según Juan: «Nuestro Dios es luz». Sin embargo, al Hijo, en relación con la fuente, se le llama río, pues «el manantial de Dios, según el salmo, está lleno de agua». En relación con la luz, es llamado resplandor cuando Pablo dice que es "el resplandor de su gloria y el rostro de su esencia». Por lo tanto, el Padre es luz, el Hijo su resplandor..., y en el Hijo, es por el Espíritu que somos iluminados: "Dios os da, dice San Pablo, un Espíritu de sabiduría y revelación para conocerle; que iluminará los ojos de vuestro corazón». Pero cuando somos iluminados, es Cristo quien nos ilumina en Él, ya que la Escritura dice: "Era la luz verdadera que ilumina a todo hombre en este mundo». Además, si el Padre es la fuente y el Hijo es llamado río, se nos dice que nosotros bebemos del Espíritu: «Todos hemos bebido de un único Espíritu». Pero, habiendo bebido del Espíritu, bebemos también de Cristo porque "ellos bebieron de una roca espiritual que les seguía
y esta roca era Cristo".
El Padre siendo el «único sabio», el Hijo es su sabiduría, pues «Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios". Ahora bien, es al recibir el Espíritu de sabiduría cuando poseemos al Hijo y adquirimos la sabiduría en Él... El Hijo es la vida, dijo: "Yo soy la vida»; pero dijo que nosotros estamos vivificados por el Espíritu, así Pablo escribe: "El que ha resucitado a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también nuestros cuerpos mortales por el Espíritu que habita en nosotros». Pero cuando somos vivificados por el Espíritu, Cristo es nuestra vida...: "No soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí».
¿Existe, en la Santa Trinidad, tal correspondencia y unidad, que se podría separar al Hijo del Padre, al Espíritu del Hijo o del Padre? El misterio de Dios no se nos entrega a nuestro espíritu a través de discursos elocuentes, sino en la fe y en la oración respetuosa.





martes, 14 de junio de 2011

Es hora de anunciar el Evangelio sin miedo y con alegría, asegura el Papa



En su saludo esta noche (hora local) a los participantes del congreso eclesial de la diócesis de Roma en la Basílica de San Juan de Letrán, el Papa Benedicto XVI resaltó que "en esta hora de la historia" es momento de anunciar el Evangelio, a Cristo Resucitado, sin miedo y con alegría.


En su mensaje al concluir el año pastoral de la diócesis de Roma, de la que es Obispo, el Papa señaló que "pese a las dificultades que encuentren al conciliar las exigencias familiares y del trabajo con las de la comunidad en la que desarrollan vuestra misión (de evangelización), confíen siempre en la ayuda de la Virgen María, Estrella de la Evangelización".


El Santo Padre recordó luego que el anuncio eficiente del Evangelio necesita que la fe sea propuesta, no impuesta, por "un corazón que cree, que espera, que ama, un corazón que adora a Cristo y cree en la fuerza del Espíritu Santo".


La respuesta a la fe, entonces, "nace cuando el hombre descubre, por gracia de Dios, que creer significa encontrar la vida verdadera, la ‘vida plena’" en Cristo, que da la vida eterna a los hombres por su Resurrección.


Por ello, explicó el Pontífice, "la Iglesia, cada uno de nosotros, debe portar al mundo esta alegre noticia que Jesús es el Señor. Aquel en el que la cercanía y el amor de Dios por cada hombre y mujer, y por la humanidad entera se han hecho carne. Este anuncio debe resonar nuevamente en las regiones de antigua tradición cristiana".


Benedicto XVI recordó luego la necesidad de la nueva evangelización, alentada siempre por el ahora Beato Juan Pablo II, y rememoró lo que dijo a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia en el año 2005: "¡la felicidad que buscan, la felicidad a la que tienen derecho de gustar tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazareth, escondido en la Eucaristía!"


"Si los hombres olvidan a Dios –continuó el Papa– es porque con frecuencia reducen a la persona de Jesús a un hombre sabio en el que se reduce o se niega la divinidad. Este modo de pensar impide entender la novedad radical del Cristianismo, porque si Jesús no es el Hijo único del Padre entonces Dios tampoco ha venido a visitar la historia del hombre".


"¡La encarnación, en vez de eso, pertenece al corazón del Evangelio! Que crezca, entonces, el esfuerzo por una renovada temporada de evangelización, que es tarea no solo de algunos, sino de todos los miembros de la Iglesia. En esta hora de la historia, ¿no es tal vez esta la misión que el Señor nos confía: anunciar la novedad del Evangelio, como Pedro y Pablo cuando llegaron a nuestra ciudad? ¿no debemos también nosotros mostrar la belleza y la racionalidad de la fe, llevar la luz de Dios al hombre de nuestro tiempo, con valor, con convicción y con alegría?"


El Papa Benedicto XVI dijo luego que son muchos los alejados de la Iglesia a quienes los católicos deben llegar, especialmente los padres de familia, quienes deben comenzar por la tarea de "pedir el Bautismo para sus propios hijos".


Además, dijo luego, la Iglesia sostiene estos esfuerzos y alienta la oración en familia, "formando en la fe a los niños que van creciendo". "Desde siempre la comunidad cristiana ha acompañado a los niños y jóvenes, ayudándoles no solo a comprender con la inteligencia las verdades de la fe, sino también a vivir la experiencia de oración, caridad y fraternidad", añadió.


No hay pequeños colaboradores, dijo luego Benedicto XVI, todos son necesarios a la hora de evangelizar, por lo que alentó a "recorrer este camino que hace descubrir el Evangelio no como una utopía sino como la forma plena de la existencia"


Tras recordar la importancia fundamental del sacramento de la Confirmación y del Catecismo de la Iglesia Católica para la catequesis, el Papa resaltó que "la fidelidad a la fe de la Iglesia, entonces, debe conjugarse con una ‘creatividad catequética’ que tenga en cuenta el contexto, la cultura y la edad de los destinatarios".





Finalmente el Papa dijo que "también el Beato Juan Pablo II que hasta sus últimos momentos se prodigó por anunciar el Evangelio en nuestra ciudad (Roma) y amó con particular afecto a los jóvenes, intercede por nosotros ante el Padre".

domingo, 12 de junio de 2011

Evangelio de fin de semana

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 12 Junio 2011. Domingo de Pentecostés - Solemnida. Santo(s) del día : Venida del Espíritu Santo, Inmaculado Corazón de la Virgen María

Evangelio según San Juan 20,19-23.


Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!".
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes".
Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo.
Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por : San Efrén (v. 306-373) diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Sobre la efusión del Espíritu Santo



«Igual que el Padre me ha enviado a mi, así os envío yo a vosotros»


Los apóstoles estuvieron allí, sentados en el Cenáculo, en la cámara alta, a la espera del Espíritu. Estaban ahí, dispuestos como antorchas, a la espera de ser encendidas por el Espíritu Santo para iluminar toda la creación a través de su enseñanza...Estaban ahí, como los cultivadores llevando su semilla en el manto, esperando el momento en que recibirán la orden de sembrar. Estaban ahí, como marineros cuya barca está amarrada en el puerto al mando del Hijo y que esperan tener el dulce viento del Espíritu. Estaban ahí, como pastores que acaban de recibir su cayado de las manos del Gran Pastor de todo el redil y esperan que les sean repartidos los rebaños.
«Y empezaron a hablar en distintos idiomas según el Espíritu les concedía expresarse.» ¡Oh Cenáculo, artesa donde fue arrojada la levadura que ha hecho levantar el universo! Cenáculo, madre de todas las iglesias; Cenáculo, que ha visto el milagro de la zarza ardiente (Ex 3). Cenáculo que ha sorprendido Jerusalén con un prodigio mucho más grande que el del horno que maravilló a los habitantes de Babilonia (Dn 3). El fuego del horno quemó a los que estaban alrededor, pero protegió a los que estaban en medio de él; el fuego del Cenáculo reúne a los de fuera que desean verlo mientras reconforta a los que lo reciben. ¡OH fuego cuya visita es palabra, el silencio es luz, fuego que conduce los corazones a la acción de gracias!...
Algunos que se oponían al Espíritu Santo decían "estas personas han bebido del vino dulce, están ebrios." Realmente decís la verdad, pero no es como creéis. Esto no es vino de viñas lo que hemos bebido. Es un vino nuevo que fluye del cielo. Es un vino recién prensado sobre el Gólgota. Los apóstoles lo han hecho beber y han embriagado así toda la creación. Es un vino que ha sido prensado en la cruz.






miércoles, 8 de junio de 2011

UN NUEVO EMPLEO


Doña Paula era una mujer muy trabajadora, todas las mañanas iba caminando a su empleo y también volvía caminando.


Ella era feliz con lo que tenía, no mucho, pero alguito tenía. Su historia era simple, se casó con un hombre bueno, lo amaba y él a ella. Planearon tener hijos, pero Dios no los mandó. Entonces la vida le puso enfrente a una niña chiquita, flaquita y con ojitos dulces pero tristes. Paula la adoptó, la niña fue creciendo con ganas y recuperaba el tiempo perdido con su “mamá del alma”. El esposo de Paula quería un varón y también se presentó la oportunidad de adoptarlo. Hicieron los trámites y el corazón se les iluminó de gozo cuando se lo entregaron para siempre. Los niños eran buenos y se llevaban pocos años, así que se hicieron muy hermanos.


A los pocos años su marido le dijo que era hora de volver a ser papás, y así fue, esta vez otra nena llegó a casa y se encontró con una familia que la amaba y le daba todo lo necesario para ser feliz.


Con el tiempo las cosas se fueron dando despacio, sin prisa, pero sin pausa. Ambos esposos fueron envejeciendo y sus hijos crecieron y se hicieron grandes. Los tres pudieron hacer su vida, con sólidos principios de su padre y todo el amor de su madre. Llegó el tiempo de que la familia se agrandase de nuevo, no ya gracias a Paula y su marido, sino a que los yernos y la nuera fueron llegando para quedarse, ellos también, como “hijos”. De a poquito aparecieron los nietos, dichosos, bulliciosos y alegres. Tenían abuelo y abuela para malcriarlos.


Sus hijos, conocedores de que papá y mamá eran sus padres de corazón también hicieron lo mismo, cada pareja adoptó un niño y los crió como a los de su vientre. Los domingos la casa de Paula era un jardín de infantes donde todos los nietos jugaban y compartían la felicidad del hogar de los abuelos.


Por eso, cuando a Paula le llegó la hora de jubilarse, sus compañeros de trabajo la miraron entre tristes felices:


-¿Qué vas a hacer ahora, Paula, con todo el tiempo libre que vas a tener?


- ¿Qué voy a hacer? Bueno, tengo otro empleo donde no me voy a jubilar jamás: trabajaré de ABUELA a tiempo completo.


Respondemos entre todos:


1. Contemos entre todos la historia de Paula.


2. ¿Qué llevó a Paula y a su esposo a adoptar esos tres niños?


3. ¿Qué hicieron los hijos de Paula? ¿Por qué?


4. ¿A qué se dedicaría Paula después de jubilarse?


5. ¿Qué nombre pondríamos, como llamaríamos, a lo que hizo Paula y su esposo? ¿Conocemos ejemplos similares? ¿Podemos contarlos?


6. ¿Nos ha pasado que alguien vio nuestro buen ejemplo, como los hijos de Paula, he hizo lo mismo que nosotros?


7. Hoy existe mucha gente necesitada en nuestro barrio o lugar de vida: ¿Qué estamos haciendo por ellos?

lunes, 6 de junio de 2011

Evangelio de fin de semana

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 05 Junio 2011
La Ascensión del Señor - Solemnidad
Fiesta de la Iglesia : Ascensión del Señor - Solemnidad. Santo(s) del día : San Bonifacio, Ascensión del Señor.

Evangelio según San Mateo 28,16-20.

Los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : Homilía atribuida a San Juan Crisóstomo Sobre la Ascensión §16-17 ; PG 52, 789
«La Ascensión de tu Hijo, es ya nuestra victoria: somos miembros de su cuerpo» (Oración Colecta)
Dios y los hombres se han convertido en una sola estirpe. Por eso San Pablo dijo: «Somos hijos de Dios» (Hechos 17,29). También dice en otro lugar: «Somos el Cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro»(1 Corintios 12:27). Es decir: nos convertimos en su estirpe por la carne que Él ha asumido. Por lo tanto, gracias a Él, tenemos una garantía en el cielo: la carne que tomó de nosotros, y aquí abajo: el Espíritu Santo que habita dentro de nosotros... ¿Cómo se entiende que el Espíritu Santo esté a la vez con nosotros y el cielo, cuando el cuerpo de Cristo está al mismo tiempo en el cielo y con nosotros? El cielo ha poseído el cuerpo sagrado y la tierra ha recibido el Espíritu Santo. Cristo vino y trajo el Espíritu Santo, después subió al cielo y se llevó nuestro cuerpo... ¡Un plan divino formidable y sorprendente! Como dijo el profeta: «Señor, Dios nuestro, ¡cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!»(Sal 8,2)...
La divinidad ha sido elevada. Dice exactamente: "Lo vieron levantarse" (Hech 1.9), el que es grande en todo, el gran Dios, el gran señor, que es también "el gran rey sobre toda la tierra" (Sal 46,3). Gran profeta, gran sacerdote, gran luz, grande en todo. No sólo es grande por su divinidad, sino también según la carne, porque es gran sacerdote y gran profeta.
¿Cómo es esto? Escucha a San Pablo: "Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe" (He 4.14). Porque, si es gran sacerdote y gran profeta, es cierto que "Dios ha visitado a su pueblo y ha suscitado un gran profeta en Israel" (Lc 7.16). Si es un sacerdote, un profeta y un gran rey, también es una gran luz: "La Galilea de los gentiles, el pueblo que caminaba en tinieblas, vio una luz grande" (Is 9, 1 s;Mt 4.15). Tenemos, pues, la prenda de nuestra vida en el cielo; juntamente con Cristo hemos sido elevados.



jueves, 2 de junio de 2011

NUEVA COORDINACIÓN EN LA RENOVACIÓN DE SALTA


PRESENTAMOS A LA NUEVA COORDINADORA DE LA RENOVACIÓN CATÓLICA DE SALTA.
LAS ELECCIONES SE REALIZARON EL 15 DE MAYO DE 2.011, EN LA ARQUIDIÓCESIS DE SALTA- CAPITAL CON LA PRESENCIA DE MONSEÑOR....

ANA MARIA ELORZA

LA  FLAMANTE COORDINADORA CON MONSEÑOR: MARIO ANTONIO CARGNIELLO
 ACOMPAÑADA DE COLABORADORAS Y DE LA COORDINADORA SALIENTE, SEÑORA ELSA.
 CON EL EQUIPO DE LA REGIONAL

MOMENTO DE SALUDOS Y  FELICITACIONES