viernes, 30 de noviembre de 2012

Futbolista italiano: Encuentro con Dios me sacó de adicción al sexo

El futbolista del Catania de la liga italiana, Nicola Leggrottalie, afirmó que su encuentro con Dios lo ayudó a dejar la adicción que tenía al sexo y ahora desea servir a Cristo y anunciarlo aprovechando su popularidad.

“Amando a Dios siento que el deseo sexual se aminora, puedo resistir sin él. Sé que Dios ha elegido para mí la persona justa, estoy solamente esperándola”, afirmó el futbolista evangélico, que recordó que luego de sus encuentros ocasionales con diferentes mujeres se sentía vacío.

“Veía a una mujer y la deseaba sexualmente”, pero luego de haberla conseguido “no me preocupaba por ella y esto me hacía sentirme mal”.

“Quizá no habría encontrado a Dios si no hubiera tocado fondo”, añadió.

Leggrottalie, que también jugó por la Juventus, dijo que ha aprendido que el dinero y la fama no son suficientes para ser feliz. “Me sentía incompleto, no me gustaba a mí mismo. He aprendido por experiencia que el dolor es un camino para llegar a la felicidad”, afirmó.

En ese sentido, contó que el cambio llegó gracias al apoyo del también futbolista Tomás Guzman y su esposa, que le ayudaron a mirar atrás. “He comenzado a rezar, a leer la Biblia, y paso a paso me di cuenta de que, siguiendo las palabras del Evangelio, llenaba ese vacío”, expresó.

Leggrottalie relató que ahora sus noches de juerga las ha cambiado por encuentros de amigos para leer la Biblia y que ahora vive la castidad esperando a la mujer que Dios le tiene reservada.

“Me he dado cuenta, durante mi crecimiento espiritual, de que en el fútbol no hay lugar para Dios y, sobre todo, que hay poca valentía para salir a la luz y decir lo que se piensa. Es muy cómodo ser igual a los demás para no tener problemas y para que no te tomen el pelo”, añadió.

El futbolista italiano dijo que ahora desea aprovechar su popularidad para “llevar la palabra de Dios por todo el mundo” y ayudar a dos asociaciones que trabajan en la adopción de niños en África.

martes, 27 de noviembre de 2012

LA FE CRISTIANA


                                                          


Profesar, celebrar y testimoniar la fe públicamente 

10.- Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada, y reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree, es un compromiso que todo creyente debe de hacer propio, sobre todo en este Año. 

11.- El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree. 

12.- No podemos olvidar que muchas personas en nuestro contexto cultural, aún no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo. Esta búsqueda es un auténtico «preámbulo» de la fe, porque lleva a las personas por el camino que conduce al misterio de Dios. La misma razón del hombre, en efecto, lleva inscrita la exigencia de «lo que vale y permanece siempre. 

La utilidad del Catecismo de la Iglesia Católica 

13. Para acceder a un conocimiento sistemático del contenido de la fe, todos pueden encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica un subsidio precioso e indispensable. Es uno de los frutos más importantes del Concilio Vaticano II. 

14.- Precisamente en este horizonte, el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. 

15.- En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración. 

16. Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. 17.- Para ello, he invitado a la Congregación para la Doctrina de la Fe a que, de acuerdo con los Dicasterios competentes de la Santa Sede, redacte una Nota con la que se ofrezca a la Iglesia y a los creyentes algunas indicaciones para vivir este Año de la fe de la manera más eficaz y apropiada, ayudándoles a creer y evangelizar. 

18.- La fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad. 

Recorrer y reactualizar la historia de la fe 

19. A lo largo de este Año, será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado. Mientras lo primero pone de relieve la gran contribución que los hombres y las mujeres han ofrecido para el crecimiento y desarrollo de las comunidades a través del testimonio de su vida, lo segundo debe suscitar en cada uno un sincero y constante acto de conversión, con el fin de experimentar la misericordia del Padre que sale al encuentro de todos. 

20.- Durante este tiempo, tendremos la mirada fija en Jesucristo, «que inició y completa nuestra fe» (Hb 12, 2): en él encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón humano. La alegría del amor, la respuesta al drama del sufrimiento y el dolor, la fuerza del perdón ante la ofensa recibida y la victoria de la vida ante el vacío de la muerte, todo tiene su cumplimiento en el misterio de su Encarnación, de su hacerse hombre, de su compartir con nosotros la debilidad humana para transformarla con el poder de su resurrección. En él, muerto y resucitado por nuestra salvación, se iluminan plenamente los ejemplos de fe que han marcado los últimos dos mil años de nuestra historia de salvación. 

No hay fe sin caridad, no hay caridad sin fe 

21.-. El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad. San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad» (1 Co 13, 13). Con palabras aún más fuertes —que siempre atañen a los cristianos—, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: "Id en paz, abrigaos y saciaos", pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: "Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe"» (St 2, 14-18). 

22.- La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento constantemente a merced de la duda. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino. En efecto, muchos cristianos dedican sus vidas con amor a quien está solo, marginado o excluido, como el primero a quien hay que atender y el más importante que socorrer, porque precisamente en él se refleja el rostro mismo de Cristo. Gracias a la fe podemos reconocer en quienes piden nuestro amor el rostro del Señor resucitado es compañera de vida que nos permite distinguir con ojos siempre nuevos las maravillas que Dios hace por nosotros. Tratando de percibir los signos de los tiempos en la historia actual, nos compromete a cada uno a convertirnos en un signo vivo de la presencia de Cristo resucitado en el mundo. 

Lo que el mundo necesita son testigos de la fe 

23.- Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin. 

24.- «Que la Palabra del Señor siga avanzando y sea glorificada» (2 Ts 3, 1): que este Año de la fe haga cada vez más fuerte la relación con Cristo, el Señor, pues sólo en él tenemos la certeza para mirar al futuro y la garantía de un amor auténtico y duradero. 

25.- Las palabras del apóstol Pedro proyectan un último rayo de luz sobre la fe: «Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe; la salvación de vuestras almas» (1 P 1, 6-9). La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf.Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre.

domingo, 25 de noviembre de 2012

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 25 Noviembre 2012

Solemnidad de Cristo Rey del Universo
Fiesta de la Iglesia : Solemnidad Cristo Rey
Santo(s) del día : Santa Catalina de Alejandría

Evangelio según San Juan 18,33b-37.

Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?". 
Jesús le respondió: "¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?". 
Pilato replicó: "¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?". 
Jesús respondió: "Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí". 
Pilato le dijo: "¿Entonces tú eres rey?". Jesús respondió: "Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz". 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por :  Santa Teresa de Jesús (1515-1582), fundadora del Carmelo Descalzo, mística, doctora de la Iglesia 
Camino de Perfección, cap. 22 

"Mi reino no es de este mundo”

Rey sois, Dios mío, sin fin, que no es reino prestado el que tenéis. Cuando en el Credo se dice: “Vuestro reino no tiene fin”, casi siempre me es particular regalo. Aláboos, Señor, y bendígoos para siempre; en fin, vuestro reino durará para siempre. Pues nunca Vos, Señor, permitáis se tenga por bueno que quien fuere a hablar con Vos, sea sólo con la boca... Sí, que no hemos de llegar a hablar a un príncipe con el descuido que a un labrador, o como con una pobre como nosotras, que como quiera que nos hablaren va bien.

Razón es que, ya que por la humildad de este Rey, si como grosera no sé hablar con él, no por eso me deja de oír, ni me deja de llegar a sí, ni me echan fuera sus guardas; porque saben bien los ángeles que están allí la condición de su rey, que gusta más de esta grosería de un pastorcito humilde, que ve que si más supiera más dijera, que de los muy sabios y letrados, por elegantes razonamientos que hagan, si no van con humildad.

Así que, no porque El sea bueno, hemos de ser nosotros descomedidos. Siquiera para agradecerle el mal olor que sufre en consentir cabe sí una como yo, es bien que procuremos conocer su limpieza y quién es. Es verdad que se entiende luego en llegando, como con los señores de acá, que con que nos digan quién fue su padre y los cuentos que tiene de renta y el dictado, no hay más que saber...Sí, llegaos a pensar y entender, en llegando, con quién vais a hablar o con quién estáis hablando. En mil vidas de las nuestras no acabaremos de entender cómo merece ser tratado este Señor, que los ángeles tiemblan delante de él. Todo lo manda, todo lo puede, su querer es obrar. Pues razón será, hijas, que procuremos deleitarnos en estas grandezas que tiene nuestro esposo y que entendamos con quién estamos casadas, qué vida hemos de tener. 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

LA FE CRISTIANA




El Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica 

La fe está sometida más que en el pasado a una serie de interrogantes que provienen de un cambio de mentalidad que, sobre todo hoy, reduce el ámbito de las certezas racionales al de los logros científicos y tecnológicos. Pero la Iglesia nunca ha tenido miedo de mostrar cómo entre la fe y la verdadera ciencia no puede haber conflicto alguno, porque ambas, aunque por caminos distintos, tienden a la verdad. 

Por lo que El Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica. 

En su misma estructura, el Catecismo de la Iglesia Católica presenta el desarrollo de la fe hasta abordar los grandes temas de la vida cotidiana. A través de sus páginas se descubre que todo lo que se presenta no es una teoría, sino el encuentro con una Persona que vive en la Iglesia. A la profesión de fe, de hecho, sigue la explicación de la vida sacramental, en la que Cristo está presente y actúa, y continúa la construcción de su Iglesia. Sin la liturgia y los sacramentos, la profesión de fe no tendría eficacia, pues carecería de la gracia que sostiene el testimonio de los cristianos. Del mismo modo, la enseñanza del Catecismo sobre la vida moral adquiere su pleno sentido cuando se pone en relación con la fe, la liturgia y la oración. 

Así, pues, el Catecismo de la Iglesia Católica podrá ser en este Año un verdadero instrumento de apoyo a la fe, especialmente para quienes se preocupan por la formación de los cristianos, tan importante en nuestro contexto cultural. 

25 frases de la Porta fidei de Benedicto XVI anunciando el Año de la Fe. 

1.«La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida 

La necesidad de la fe ayer, hoy y siempre 

2.- Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo –equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cf. 1 Jn 4, 8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de os siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. 

3.- Sucede hoy con frecuencia que los cristianos se preocupan mucho por las consecuencias sociales, culturales y políticas de su compromiso, al mismo tiempo que siguen considerando la fe como un presupuesto obvio de la vida común. De hecho, este presupuesto no sólo no aparece como tal, sino que incluso con frecuencia es negado. Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas. 

No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14). 

4.- Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51). Creer en Jesucristo es, por tanto, el camino para poder llegar de modo definitivo a la salvación. 

Vigencia y valor del Concilio Vaticano II 

5- Las enseñanzas del Concilio Vaticano II, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar con fuerza lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia». 

La renovación de la Iglesia es cuestión de fe 

6. La renovación de la Iglesia pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó. 

7.- En esta perspectiva, el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo. Dios, en el misterio de su muerte y resurrección, ha revelado en plenitud el Amor que salva y llama a los hombres a la conversión de vida mediante la remisión de los pecados (cf. Hch 5, 31). Para el apóstol Pablo, este Amor lleva al hombre a una nueva vida. 

La fe crece creyendo 

8. «Caritas Christi urget nos» (2 Co 5, 14): es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Hoy como ayer, él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. 

9.- La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo: en efecto, abre el corazón y la mente de los que escuchan para acoger la invitación del Señor a aceptar su Palabra para ser sus discípulos. Como afirma san Agustín, los creyentes «se fortalecen creyendo».

domingo, 18 de noviembre de 2012

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68


domingo 18 Noviembre 2012
Trigésimo tercer Domingo del tiempo ordinario
Santo(s) del día : Santa Rosa Filipina Duchesne 

Evangelio según San Marcos 13,24-32.

En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, 
las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. 
Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. 
Y él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. 
Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. 
Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. 
Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. 
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 
En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre. 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
 Leer el comentario del Evangelio por : Orígenes (c.185-253), presbítero, teólogo 
Homilía sobre el libro de Josué, n° 16, 3; SC 71 

"Entonces veremos al Hijo del hombre... venir con gran poder"

"Queda todavía mucha tierra por conquistar " (Jos 13,1)... Considera el primer advenimiento de nuestro Señor y Salvador, cuando vino para sembrar su palabra sobre la tierra. Se adueñó de toda la tierra por la sola fuerza de esta siembra: hizo huir a las fuerzas adversas y a los ángeles rebeldes que dominaban los espíritus de las naciones, y al mismo tiempo sembró su palabra y difundió sus iglesias. Tal fue su primera posesión de toda la tierra.

Sin embargo a través de la Escritura, yo te mostraré lo que es la segunda conquista de una tierra de la que se le dice a Josué / Jesús que todavía queda mucha por conquistar. Escucha las palabras de Pablo: " Hace falta que reine hasta que haga de todos sus enemigos estrado de sus pies " (1Co 15,25; Sal. 109,1).He aquí la tierra sobre la que se dice, que ha sido dejada hasta que todos estén completamente sometidos a sus pies y qué así herede todos los pueblos... En cuanto a nuestro tiempo, vemos muchas cosas " que quedan " y todavía no están sometidas a los pies de Jesús; por tanto hace falta que lo posea todo. Porque no podrá llegar el fin del mundo hasta que todo se le haya sometido. El profeta dice en efecto: " Que domine de mar a mar, del gran río al confín de la tierra " (Sal. 72 LXXl), y " Desde las orillas de los ríos de Cus, mis adoradores, los deportados traerán mi ofrenda” (Sof 3,10).

Resulta de ahí, que en su segundo advenimiento Jesús dominará esta tierra de la que queda mucho por conquistar. ¡Pero bienaventurados aquellos qué habrán sido adquiridos desde el primer advenimiento! Serán verdaderamente colmados de favores, a pesar de la resistencia de tantos enemigos y los ataques de tantos adversarios; recibirán... su parte de la Tierra prometida. Pero cuando la sumisión tenga que hacerse por la fuerza, el día en que hará falta que " sea destruido el último enemigo, es decir la muerte " (1Co 15,26), no existirán favores para los que se nieguen a someterse.

viernes, 16 de noviembre de 2012

preguntas sobre el Año de la Fe

1. ¿Qué es el Año de la Fe?

El Año de la Fe "es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo" (Porta Fidei, 6).


2. ¿Cuando inicia y termina?

Inicia el 11 de octubre de 2012 y terminará el 24 de noviembre de 2013.


3. ¿Por qué esas fechas?

El 11 de octubre coinciden dos aniversarios: el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y el 20 aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. La clausura, el 24 de noviembre, será la solemnidad de Cristo Rey


4. ¿Por qué el Papa ha convocado este año?

"Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas". Por eso, el Papa invita a una "auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo". El objetivo principal de este año es que cada cristiano "pueda redescubrir el camino de la fe para poner a la luz siempre con mayor claridad la alegría y el renovado entusiasmo del encuentro con Cristo".


5. ¿Qué medios ha señalado el Santo Padre?

Como expuso en el Motu Proprio "Porta Fidei": Intensificar la celebración de la fe en la liturgia, especialmente en la Eucaristía; dar testimonio de la propia fe; y redescubrir los contenidos de la propia fe, expuestos principalmente en el Catecismo.


6. ¿Dónde tendrá lugar?

Como dijo Benedicto XVI, el alcance será universal. "Tendremos la oportunidad de confesar la fe en el Señor Resucitado en nuestras catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que cada uno sienta con fuerza la exigencia de conocer y transmitir mejor a las generaciones futuras la fe de siempre. En este Año, las comunidades religiosas, así como las parroquiales, y todas las realidades eclesiales antiguas y nuevas, encontrarán la manera de profesar públicamente el Credo".


7. ¿Dónde encontrar indicaciones más precisas?

En una nota publicada por la Congregación para la doctrina de la fe. Ahí se propone, por ejemplo:


Alentar las peregrinaciones de los fieles a la Sede de Pedro;


Organizar peregrinaciones, celebraciones y reuniones en los principales Santuarios.


Realizar simposios, congresos y reuniones que favorezcan el conocimiento de los contenidos de la doctrina de la Iglesia Católica, y mantengan abierto el diálogo entre fe y razón.


Leer o releer los principales documentos del Concilio Vaticano II.


Acoger con mayor atención las homilías, catequesis, discursos y otras intervenciones del Santo Padre.


Promover trasmisiones televisivas o radiofónicas, películas y publicaciones, incluso a nivel popular, accesibles a un público amplio, sobre el tema de la fe.


Dar a conocer los santos de cada territorio, auténticos testigos de fe.


Fomentar el aprecio por el patrimonio artístico religioso.


Preparar y divulgar material de carácter apologético para ayudar a los fieles a resolver sus dudas.


Eventos catequéticos para jóvenes que transmitan la belleza de la fe.


Acercarse con mayor fe y frecuencia al sacramento de la Penitencia.


Usar en los colegios el compendio del Catecismo de la Iglesia Católica.


Organizar grupos de lectura del Catecismo y promover su difusión y venta.

8. ¿Qué documentos puedo leer por ahora?


El motu proprio de Benedicto XVI "Porta Fidei"


La nota con indicaciones pastorales para el Año de la Fe


El Catecismo de la Iglesia Católica


40 resúmenes sobre la fe cristiana

domingo, 11 de noviembre de 2012

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 11 Noviembre 2012

Trigésimo segundo Domingo del tiempo ordinario
Santo(s) del día : San Martín de Tours 

Evangelio según San Marcos 12,38-44.

Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas 
y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; 
que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad". 
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. 
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. 
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, 
porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir". 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : 
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza y doctor de la Iglesia. 
Manuscritos autobiográficos B,1 r°-v° 

“Lo ha dado todo”

“Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del amor”. ¡La ciencia del amor! ¡Sí, estas palabras resuenan dulcemente en los oídos de mi alma! No deseo otra ciencia. Después de haber dado por ella todas mis riquezas, me parece, como a la esposa del Cantar de los Cantares, que no he dado nada todavía (Ct 8,7). Comprendo tan bien que, fuera del amor, no hay nada que pueda hacernos gratos a Dios, que ese amor es el único bien que ambiciono.

Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina; ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de su padre. “El que sea pequeñito, que venga a mí” dijo el Espíritu Santo por boca de Salomón (Pr 9,4) y ese mismo Espíritu de amor dijo también que “a los pequeños se les compadece y perdona” (Sab 6,6). Y, en su nombre, el profeta Isaías nos revela que en el último día “El Señor apacentará como un pastor a su rebaño, reunirá a los corderitos y los estrechará contra su pecho” (Is 40,11)...

Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña de todas las almas, el alma de tu Teresita, ni una sola perdería la esperanza de llegar a la cima de la montaña del amor, pues Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud, como dijo en el salmo 49: “No aceptaré un becerro de tu casa ni un cabrito de tus rebaños, pues las fieras de la selva son mías y hay miles de bestias en mis montes... Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y de acción de gracias”. He aquí, pues, todo lo que Jesús exige de nosotros. No tiene necesidad de nuestras obras, sino sólo de nuestro amor. Porque ese mismo Dios que declara que no tiene necesidad de decirnos si tiene hambre, (Sl 49) no vacila en mendigar un poco de agua a la Samaritana (Jn 4,7). Tenía sed... Tenía sed de amor. Sí, me doy cuenta, más que nunca, de que Jesús está sediento, entre los discípulos del mundo sólo encuentra ingratos e indiferentes, y entre sus propios discípulos ¡qué pocos corazones encuentra que se entreguen a él sin reservas, que comprendan toda la ternura de su amor infinito! 


domingo, 4 de noviembre de 2012

¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68

domingo 04 Noviembre 2012
Trigésimo primero Domingo del tiempo ordinario
Santo(s) del día : San Carlos Borromeo

Evangelio según San Marcos 12,28b-34.

Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: "¿Cuál es el primero de los mandamientos?". 
Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; 
y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. 
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos". 
El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, 
y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios". 
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. 

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. 

Leer el comentario del Evangelio por : San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia Sermones sobre el Cantar de los Cantares, n° 83 

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”

He leído que Dios es amor (1Jn 4,16), no que era honor o dignidad. El caso es que Dios no es que no quiera ser honrado, ya que dice:" ¿Si soy vuestro padre, dónde está el honor que me debéis?" (Ml 1,6) Habla aquí como padre. Pero si se mostró como esposo, pienso que cambiaría de discurso y diría: "¿Si soy vuestro esposo, dónde está el amor que me es debido?" Porque ya había dicho: "¿Si soy vuestro Señor, dónde está el temor que me debéis?" (Ibid.) Pide pues ser respetado como Señor, honrado como Padre, amado como Esposo.

Entre estos tres sentimientos, ¿cuál es de mayor precio? El amor, sin duda alguna. Porque sin amor, el respeto es penoso y el honor se queda sin correspondencia. El temor es servil, hasta que el amor no viene a liberarlo, y un honor que no está inspirado por el amor no es honor, es adulación. A Dios sólo, ciertamente, honor y gloria, pero Dios los acepta sólo sazonados por miel del amor.

El amor se basta, está a gusto consigo mismo, es su propio mérito y su propia recompensa. El amor no quiere otra causa, ni otro fruto que a sí mismo. Su verdadero fruto, es ser. Amo porque amo. Amo para amar... De todos los movimientos del alma, de sus sentimientos y de sus afectos, el amor es el único que permite a la criatura responder a su creador, si no de igual a igual, por lo menos de semejante a semejante (cf Gn 1,26).




jueves, 1 de noviembre de 2012

1 DE NOVIEMBRE..




Con esta celebración de todos los santos conocidos y desconocidos, la Iglesia honra la vida de innumerables y luminos testigos de Cristo.

Es la ocasión de recordar que el deseo de ser santo debe arder en todos los cristianos:

"Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (Catecismo de la Iglesia Católica CIC §2013). ¿Pero cómo "alcanzar esta perfección"?




"El camino de la perfección pasa por la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual. Los hijos de la Santa Madre Iglesia esperan justamente la gracia de la perseverancia final y de la recompensa de Dios, su Padre, por las obras buenas realizadas con su gracia en comunión con Jesús" (CIC §2015-2016).