jueves, 28 de abril de 2011
martes, 26 de abril de 2011
Una ampolla con sangre de Juan Pablo II será expuesta como reliquia por beatificación
domingo, 24 de abril de 2011
Evangelio de fin de semana
viernes, 22 de abril de 2011
jueves, 21 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
domingo, 17 de abril de 2011
Inicia la Semana Santa. ( 17-4-11 )
Evangelio de fin de semana
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor A. Santo(s) del día : Santa Caterina (Kateri) Tekakwitha, Beata Mariana de Jesús
Evangelio según San Mateo 26,14-75.27,1-66.
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes
y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata.
Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?".
El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'".
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce
y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?".
El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar.
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!".....
Sermón n° 23
Cinco días antes de su pasión, quiere llegar a la ciudad; Esto demuestra que él es el cordero inmaculado, que viene a quitar el pecado del mundo (Jn 1,29); Es el cordero Pascual, que inmolado, libera al nuevo Israel de la esclavitud de Egipto (Ex 12); Es cinco días antes de su pasión, cuando sus enemigos deciden su muerte de manera irreversible. Hoy, esto significa que nos canjea a todos por su sangre (Ap 5,9); Hoy, en la alegría y júbilo de un pueblo que lo rodea y que lo aclama, entra en el templo de Dios (Mt 21.12). El «mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús» (1Tm 2.5) sufrirá por la salvación del género humano: es por esto por lo que descendió del cielo a la tierra, y ahora quiere acercarse al lugar de su pasión. Así será evidente para todos que él va a sufrir la pasión por su propia voluntad, no a la fuerza.
viernes, 15 de abril de 2011
jueves, 14 de abril de 2011
MENSAJES PARA TI
- Respira la belleza de la vida. No se comprara con nada. ¿Estás triste, preocupado, enojado, o te sientes solo? Aunque el dolor forma parte de todas esas sensaciones, no podrías siquiera comprender el concepto de dolor, si no tuvieses la capacidad de experimentar alegría. ¡Cuán absolutamente maravillosa es la experiencia de sentirse vivo este mismísimo día! No importa cuántos hayas vivido antes, cada nuevo día llega repleto de sus propias posibilidades doradas. Hoy, ciertamente, no es una excepción. Aunque las circunstancias distan mucho de ser perfectas, constituyen una preocupación menor si se comparan con la sobrecogedora experiencia de estar vivo y pudiendo explorar tus innumerables posibilidades. Enfrenta los desafíos, vive las alegrías, y ten siempre presente que cada instante de ellas es un tesoro sin igual.
miércoles, 13 de abril de 2011
OREMOS JUNTOS.
"Señor me hirieron y conspiraron contra mí, pero en obediencia a Tú mandamiento yo perdono a cada persona que me hirió de ese manera. Voluntariamente los perdono (nombre a la personas tanto vivos como muertes). Te pido Señor que bendigas a cada una de esas personas; yo las amo con Tú amor, y les pido que también me perdonen. Porque Tú me perdonaste yo también me perdono y me acepto en el Nombre de Jesucristo. La maldición de falta de perdón ya no tiene poder en mi vida."
martes, 12 de abril de 2011
El Papa sostiene que Europa se ha olvidado de sus raíces cristianas
lunes, 11 de abril de 2011
domingo, 10 de abril de 2011
Evangelio de fin de semana
viernes, 8 de abril de 2011
lunes, 4 de abril de 2011
Evangelio de fin de semana
Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de
vida eterna. Jn 6, 68
domingo 03 Abril 2011. IV Domingo de Cuaresma A
Santo(s) del día : San Juan Brittos, Padre Raniero Cantalamessa
Evangelio según San Juan 9,1-41.
Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?".
"Ni él ni sus padres han pecado, respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios.
Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo".
Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego,
diciéndole: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé", que significa "Enviado". El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía.
Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: "¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?".
Unos opinaban: "Es el mismo". "No, respondían otros, es uno que se le parece". El decía: "Soy realmente yo".
Ellos le dijeron: "¿Cómo se te han abierto los ojos?".
El respondió: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: 'Ve a lavarte a Siloé'. Yo fui, me lavé y vi".
Ellos le preguntaron: "¿Dónde está?". El respondió: "No lo sé".
El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos.
Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. El les respondió: "Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo".
Algunos fariseos decían: "Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado". Otros replicaban: "¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?". Y se produjo una división entre ellos.
Entonces dijeron nuevamente al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?". El hombre respondió: "Es un profeta".
Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres
y les preguntaron: "¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?".
Sus padres respondieron: "Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego,
pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta".
Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías.
Por esta razón dijeron: "Tiene bastante edad, pregúntenle a él".
Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador".
"Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo".
Ellos le preguntaron: "¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?".
El les respondió: "Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?".
Ellos lo injuriaron y le dijeron: "¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés!
Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de donde es este".
El hombre les respondió: "Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos.
Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad.
Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento.
Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada".
Ellos le respondieron: "Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?". Y lo echaron.
Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: "¿Crees en el Hijo del hombre?".
El respondió: "¿Quién es, Señor, para que crea en él?".
Jesús le dijo: "Tú lo has visto: es el que te está hablando".
Entonces él exclamó: "Creo, Señor", y se postró ante él.
Después Jesús agregó: "He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven".
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: "¿Acaso también nosotros somos ciegos?".
Jesús les respondió: "Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: 'Vemos', su pecado permanece".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por : San Efrén (v. 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Comentario al Diatessaron, 16, 28-31
<< Hizo barro con su saliva y la aplicó sobre los ojos del ciego>>Y la luz ha brotado de la tierra, como al principio, como cuando... la tiniebla lo cubría todo y le ordenó a la luz que surgiera de la oscuridad (Gn 1,2-3). Por lo tanto curó un defecto que existía después del nacimiento, para mostrar que Él, da la mano acabando aquello que falta a la naturaleza. Era bueno que le diera la mano a aquellos que había formado en la creación al principio. Y como nos negamos a creer que Él era anterior a Abraham (Jn 8,57), Él ha probado por sus obras que es el Hijo de Aquel que, de su mano, << forma de tierra al primer Adán>>. (Gn 2,7).
Él hace esto para aquellos que buscan milagros a fin de creer: "Los judíos buscan milagros" (1Co 1,22). No es la piscina de Siloé lo que ha abierto los ojos del ciego, como no son las aguas del Jordán las que purifican a Naamán (2R 5,14): es el poder del Señor el que lo hace todo. Por lo tanto, no es el agua de nuestro bautismo, sino el nombre de la Trinidad que se pronuncia sobre ella lo que nos purifica. << Él frotó sus ojos con barro>>, con el fin de que los fariseos limpien la ceguera de su corazón...
Aquellos que vieron la luz material estaban conducidos por un ciego que vio la luz del espíritu; y, en su noche, el ciego estuvo conducido por aquellos que veían externamente, pero eran espiritualmente ciegos.
El ciego ha lavado el barro de sus ojos, y se ha visto a sí mismo; otros han lavado la ceguera de su corazón, y se han examinado a sí mismos. De este modo, abriendo exteriormente los ojos de un ciego, nuestro Señor abre secretamente los ojos de muchos otros ciegos... En estas pocas palabras del Señor están escondidos tesoros admirables, y en esta curación, fue esbozado un símbolo: Jesús, hijo del Creador.
sábado, 2 de abril de 2011
"Juan Pablo II murió, ahora vive para siempre": Testigo recuerda 2 de abril de 2005
"Estábamos de rodillas alrededor de la cama de Juan Pablo II. El Papa yacía en la penumbra. La luz discreta de la lámpara iluminaba la pared, pero se le podía ver bien. Luego el Arzobispo se levantó. Encendió la luz de la recámara, interrumpiendo así el silencio de la muerte de Juan Pablo II".
"Con voz conmovida, pero sorprendentemente firme, con el típico acento montañero, alargando algunas sílabas, comenzó a cantar: 'Te alabamos Dios, te proclamamos Señor'. Parecía una voz que venía del cielo. Todos miramos maravillados a Don Stanislao. Y la luz seguía al canto y las palabras que seguían: 'Oh eterno Padre, toda la tierra te adora...' y nos daba la certeza a cada uno de nosotros".
Mons. Krajewski añade: "Así -pensábamos- nos encontramos ante una realidad totalmente distinta. Juan Pablo II ha muerto, eso quiere decir que ahora él vive para siempre".
"A pesar del corazón sollozante y con el llanto anegando la garganta, pudimos cantar. A cada palabra nuestra voz se hacía más segura y más fuerte. El canto proclamaba: 'Vencedor de la muerte, has abierto a los creyentes el Reino de los Cielos'. Así, con el himno del Te Deum, hemos glorificado a Dios, bien visible y reconocible en la persona del Papa".
En cierto sentido, prosigue el sacerdote, "esta es también la experiencia de todos los que se han encontrado con él durante su pontificado. Quien entraba en contacto con Juan Pablo II se encontraba con Jesús, a quien el Papa mostraba con todo su ser: con la palabra, el silencio, los gestos, el modo de rezar, el modo de actuar en la liturgia, el recogimiento en la sacristía: con todo su modo de ser. Se notaba inmediatamente que era una persona colmada de Dios".
Durante los últimos años de su vida, señala Mons. Krajewski, "bastaba con verlo para descubrir la presencia de Dios, y así comenzar a rezar. Era suficiente para ir a confesarse: no solo por los pecados sino por no ser santos como él".
"Cuando ya no podía caminar bien, durante las celebraciones, y se volvió totalmente dependiente de los ceremonieros, comencé a darme cuenta de que estaba tocando a una persona santa. A veces, entonces, irritaba a los penitenciarios vaticanos porque, antes de cada celebración, iba a confesarme, siguiendo un mandato interior y una fuerte necesidad de recibir la absolución para poder estar a su lado".
Ese 2 de abril de 2005, cuando salió del departamento del Papa en el Palacio Apostólico "vi a una multitud de gente que caminaba en silencio recogido. El mundo se había cerrado, se había arrodillado y había llorado".
"Estaba quien lloraba solo por el hecho de haber perdido a una persona amada y que luego volvía a su casa como había llegado. Y estaba también aquellos, que unía a las lágrimas exteriores las lágrimas interiores y se daba cuenta de que no era adecuado ante el Señor. Este llano era bendito: era el inicio del milagro de la conversión".
El sacerdote recuerda además que entre las tareas que le tocaban también estaba "hacerse cargo del cuerpo del Papa difunto. Lo hice por siete largos días hasta el funeral. Poco después de su muerte, vestí a Juan Pablo II ayudado de tres enfermeros que lo cuidado por largo tiempo".
"Ya había pasado como una hora y media del deceso, y seguían hablándole como si estuvieran hablando con su papá. Antes de vestirlo con las vestimentas propias lo tocaban con amor y reverencia, como si se tratara auténticamente alguien de la familia".
Al comentar luego que cada día celebra la Eucaristía en las Grutas Vaticanas, el sacerdote indica que ve "a los dependientes de la Basílica y a todos los que llegan a trabajar a los distintos dicasterios del Vaticano, que comienzan la jornada con un momento de oración ante la tumba de Juan Pablo II: tocan la lápida y le mandan un beso. Y eso pasa toda la mañana".
Finalmente afirma que "si quisiera indicar lo que es lo más importante para la vida sacerdotal y para cada uno de nosotros, mirándolo podría decir: no ofuscar a Dios con uno mismo, sino, al contrario, mostrarlo y hacerse signo visible de su presencia. A Dios nadie lo ha visto, pero Juan Pablo II lo ha hecho visible a través de su vida".