jueves, 11 de noviembre de 2010

Diputados del PSOE ven "provocadoras y revanchistas las ofensas" del Papa y recuerdan que los españoles no son plebeyos

Varios diputados del PSOE en el Congreso han coincidido en criticar al Papa en sus páginas de Internet personales por las manifestaciones que ha realizado con motivo de su visita a España tildando sus palabras de "provocadoras y ofensivas" y atribuyéndolas, entre otras cosas, a la revancha ante una sociedad que, como la española, ha madurado y se ha secularizado. También le han recordado que el hecho de que "España pretenda ser un Estado laico, no quiere decir que su gente sea plebeya".
El diputado por Madrid Rafael Simancas, por ejemplo, ha denunciado que Ratzinger "comenzase a ofender" a España aún antes de aterrizar al comparar el avance del laicismo en nuestro país con los tiempos de la República. A su juicio, estas declaraciones pueden deberse a al "revanchismo ante una sociedad que madura y se seculariza", a "la impotencia ante una ciudadanía que se libera de viejos atavismos y dogmas" o a un "intento de explotar una polémica para evitar titulares alusivos a los casos de pederastia en la Iglesia".
NO PIDIÓ PERDÓN POR APOYAR A FRANCO
"Los españoles no nos merecemos esta ofensa. La España de hoy respeta y defiende la libertad religiosa y contribuye especialmente al ejercicio del culto católico, algunos consideramos que demasiado, incluso", esgrime el diputado, que da por hecho que el PP no se disculpará ante los españoles teniendo en cuenta que "aún está pendiente el perdón por cuarenta años de nacional-catolicismo y de paseos del dictador bajo palio, cual santísimo sacramento".
El cordobés Juan Luis Rascón, por su parte, aduce que Ratzinger "no está bien informado" sobre lo que ocurre en España e intenta explicárselo: "Somos un país democrático de ciudadanos libres en el que cada cual cree en el dios que le da la gana o no cree en ninguno y en el que las instituciones ya no tienen dios".
"Eso sí, y no se si es por eso su referencia a un anticlericalismo fuerte y agresivo, la mayoría de los españoles cree que los privilegios -sobre todo fiscales- de la Iglesia Católica son excesivos", agrega Rascón, para quien "esas prebendas, antiguas y desfasadas, desbordan con creces el trato deferente que nuestra Constitución da a la confesión católica, la mayoritaria entre los españoles, y son abiertamente inconstitucionales".
UN INFORMADOR TRASPUESTO
En una línea similar, Manuel Pérez Castell señala que el "informador papal" que haya transmitido a Ratzinger que el ambiente actual de España es similar al prebélico de los años 30 "está, sin duda, transpuesto". "Que España pretenda ser un Estado laico, no quiere decir que su gente sea plebeya", sentencia.
También la diputada aragonesa Yolanda Casaús ha utilizado su página personal de Internet para recordar al Papa que "España es un Estado Aconfesional desde 1978 que se aprobó la Constitución" y para definir sus palabras como una "provocación a la ciudadanía" y "un claro síntoma de que la Iglesia no evoluciona, no respeta y peor aún, no cumple con la doctrina que predica".
Por su parte, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, ha replicado al Papa que "lo mejor que tiene la España actual es precisamente que no se parece en nada a la de los años 30 del siglo pasado" y ha optado por arremeter contra el PP por hacer seguidismo de esa afirmación papal.
"Si los dirigentes del PP fueran más responsables y menos oportunistas, en lugar de secundar una comparación desafortunada e irreal le explicarían al Papa que España ha dejado atrás para siempre aquella época de intolerancia y enfrentamiento", escribe, antes de reclamar que "cada uno sea libre para creer lo que desee y que nadie pretenda imponer sus propias ideas o creencias a todos los demás".

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