domingo, 28 de noviembre de 2010


� Se�or, a qui�n iremos?. T� tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
domingo 28 Noviembre 2010
I Domingo de Adviento

Santo(s) del d�a : San Esteban el Joven

Evangelio seg�n San Mateo 24,37-44.

Cuando venga el Hijo del hombre, suceder� como en tiempos de No�. En los d�as que precedieron al diluvio, la gente com�a, beb�a y se casaba, hasta que No� entr� en el arca; y no sospechaban nada, hasta que lleg� el diluvio y los arrastr� a todos. Lo mismo suceder� cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que est�n en el campo, uno ser� llevado y el otro dejado. De dos mujeres que est�n moliendo, una ser� llevada y la otra dejada. Est�n prevenidos, porque ustedes no saben qu� d�a vendr� su Se�or. Enti�ndanlo bien: si el due�o de casa supiera a qu� hora de la noche va a llegar el ladr�n, velar�a y no dejar�a perforar las paredes de su casa. Ustedes tambi�n est�n preparados, porque el Hijo del hombre vendr� a la hora menos pensada.


Extra�do de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por : Elredo de Rielvaux (1110-1167), monje cisterciense
Serm�n para el Adviento del Se�or; PL 195, 363; PL 184, 818



�Estad en vela y orad...: as� ser�is dignos... de presentaros ante el Hijo del hombre�


Este tiempo de Adviento representa las dos venidas de nuestro Se�or: primeramente la dulc�sima venida del �m�s bello de los hijos de los hombres� (Sl 44,3), del �Deseado de todas las naciones� (Ag 2,8 Vulg), que manifest� visiblemente a este mundo su presencia en la carne largo tiempo esperada y ardientemente deseada por todos los santos padres: la venida en la cual vino al mundo para salvar a los pecadores. Este tiempo nos recuerda tambi�n la venida que esperamos con firme esperanza y que debemos a menudo traer con l�grimas a la memoria, la que tendr� lugar cuando el mismo Se�or vendr� visiblemente en la gloria...: es decir, el d�a del juicio cuando vendr� visiblemente para juzgar. La primera venida la conocieron muy pocos hombres; en la segunda se manifestar� a los justos y a los pecadores tal como lo anuncia el Profeta: �Y toda carne ver� la salvaci�n de Dios� (Is 40,5; Lc 3,6)...

Sigamos pues, hermanos muy amados, los ejemplos de los santos padres, vivamos de nuevo su deseo y abrasemos nuestros esp�ritus del amor y el deseo de Cristo. Sab�is bien que la celebraci�n de este tiempo fue instituida para renovar en nosotros ese deseo que los antiguos Padres ten�an de la primera venida del Se�or y, con su ejemplo, aprendamos a desear tambi�n su retorno. Pensemos en todo el bien que, para nosotros, el Se�or llev� a cabo en su primera venida; �cu�nto mayor a�n ser� lo que llevar� a cabo cuando vuelva! Este pensamiento nos ayudar� a amar todav�a m�s su venida pasada y desear todav�a m�s su retorno...

Si queremos estar en paz cuando venga, esforc�monos por acoger con fe y amor su primera venida. Manteng�monos fieles en el cumplimiento de las obras que entonces nos manifest� y ense�. Abriguemos en nuestros corazones el amor del Se�or, y a trav�s del amor, el deseo para que, cuando venga el Deseado de las naciones, podamos, con toda confianza, tener los ojos fijos en �l.



No hay comentarios.: