sábado, 22 de agosto de 2009

Alabanza y Adoración: El ciclo de la Comunión Perfecta

¿Qué sucede en la Alabanza y Adoración? Un fluir de bendición.
Catecismo de la Iglesia Católica.
2626 La bendición expresa el movimiento de fondo de la oración cristiana: es encuentro de Dios con el hombre; en ella, el don de Dios y la acogida del hombre se convocan y se unen. La oración de bendición es la respuesta del hombre a los dones de Dios: porque Dios bendice, el corazón del hombre puede bendecir a su vez a Aquel que es la fuente de toda bendición.
2627 Dos formas fundamentales expresan este movimiento: o bien la oración asciende llevada por el Espíritu Santo, por medio de Cristo hacia el Padre (nosotros le bendecimos por habernos bendecido); o bien implora la gracia del Espíritu Santo que, por medio de Cristo, desciende de junto al Padre (es Él quien nos bendice).
Perfecta comunión: No podemos confundir contemplación con alabanza, ni viceversa. Tienen un significado muy distinto, aunque ambas sean formas de oración dirigidas a Dios. Estas dos formas de oración tienen que estar presente en nuestra vida espiritual. Ambas son un baluarte en nuestra vida de oración profunda, para que de alguna manera seamos agradables a Dios. Alabo a Dios continuamente y el Espíritu desciende y se manifiesta en toda su gloria sobre mí. Pero esta acción del Espíritu no es pasiva, no se detiene ahí; sino que me tiene que llevar en sus brazos al silencio interior “la contemplación”. ¿Por qué? Porque en la contemplación no va a descender el Espíritu Santo sobre mi, porque ya le he recibido en la alabanza, sino mas bien, este Espíritu me va a tomar en sus alas y va a elevar mi espíritu hasta la presencia de Dios. En la Alabanza el Espíritu de Dios desciende, pero en la contemplación mi espíritu asciende hasta la presencia de Dios, y comienza a saborear todas las delicias espirituales que el Padre nos ofrece. 1. La alabanza es lo que hacemos para atraer la presencia de Dios, y la adoración es lo que hacemos cuando su presencia ya haya llegado.
2. La alabanza tiene que ver con quién es Dios, son expresiones de loor y gratitud dirigidos a Él, en celebración. Se le alaba por sus obras, por sus atributos, etc. Cuando alabamos al Señor, según Salmo 22,3, Dios se entrona entre nosotros, habitando la atmósfera de nuestras alabanzas. Y allí empezamos a adorarle, a darle loor y honra y expresiones de amor por lo que Él es, nuestro amado Padre, nuestro Salvador, con su Santo Espíritu quien es nuestro maestro y consolador. 3. La alabanza, una operación de fe, es un instrumento que creará la atmósfera para la presencia de Dios, donde le complace habitar (Salmo 22,3). La alabanza es usada a menudo en tiempos de necesidad, desánimo, prueba, tentación o guerra, creando la atmósfera de
alabanza en medio de nuestras circunstancias para que nuestras vidas sean fortificadas contra la obra del enemigo. En contraste, la adoración es la expresión de nuestra respuesta a su presencia, después de que su presencia haya venido. La adoración involucra reconociendo la presencia de Dios, respondiendo a su presencia y a su Espíritu Santo, y recibiendo de su vida y su unción.
4. La distinción importante entre la alabanza y la adoración no es la expresión particular que se manifiesta en un servicio, sino el hecho de que mientras la alabanza se opera a menudo como un acto de fe creando la presencia de Dios, la adoración es la expresión de nuestra respuesta a su presencia.
5. Las palabras “vertical” y “horizontal” pueden usarse para hacer una distinción entre la alabanza y la adoración…El sacrificio de alabanza tiene que ver con el tiempo, relacionándose al creyente en cada una y toda situación de su vida diaria. La alabanza nace de la fe, es un instrumento de guerra, y un método de crear una atmósfera para la presencia de Dios. Con frecuencia ofrecemos a Dios el sacrificio de alabanza para que nos bendiga, ayude, libere y habite con nosotros para que en la tierra reinemos como vencedores. La alabanza, por eso, es “horizontal”, aplicándose a la vida diaria del creyente aquí en la tierra. La adoración, la expresión de una relación eterna, es “vertical”. Nacida del vientre de nuestra relación con Dios, la adoración involucra nuestra respuesta a su presencia divina. La adoración nunca acaba y siempre va en aumento, porque nuestra relación con Dios crecerá a través de toda la eternidad. CONCLUSION:
“Alaba... hasta que el espíritu de Adoración llegue. Adora... hasta que la gloria llegue. Luego... Cállate y permanece en la gloria

No hay comentarios.: