Cómo nace y cómo se propaga. La Renovación Carismática Católica, llamada también Renovación Pentecostal , Renovación en el Espíritu o Renovación Cristiana en el Espíritu, no nació con la realización de un proyecto , sino como consecuencia de un acontecimiento o de una serie de acontecimientos que cambiaron la vida de unas personas, las cuales se juntaron en comunidad de oración. Este es el origen de su aparición y de su propagación espectacular.
Dice el gran teólogo Yves Congar:" la Renovación en el Espíritu no es simplemente una moda, sus frutos se perciben inmediatamente: se trata de una fuerza espiritual que cambia vidas.
No es una mero avivamiento, sino una verdadera renovación, un rejuvenecimiento, un frescor, una actualización de posibilidades nuevas que surgen de la Iglesia Católica siempre antigua y siempre nueva". El mismo teólogo, que no desconoce la eclosión de carismas que se manifiesta en ella, dice sobre este punto:"la Renovación lleva la vitalidad de los carismas al corazón de la Iglesia. No tiene desde luego, el monopolio de los carismas, pero eleva muy alto su bandera y contribuye a dar publicidad al tema". (EL Espíritu Santo, p 357).
En resumen: los cambios evidentes de vida experimentados como resultado de la acción del Espíritu y las múltiples manifestaciones carismáticas en favor de la comunidad y de la evangelización han dado nacimiento a la Renovación Carismática Católica y aseguran su crecimiento constante. Inicios de la Renovación Carismática católica en conexión con la corriente Pentecostal.
De todos es conocido que toda la experiencia carismática conecta con el Pentecostés apostólico y que las manifestaciones del Espíritu no han faltado nunca en la Iglesia. ¿Cuál es entonces las novedad de la Renovación Carismática?.
Simplemente el hecho de que estas manifestaciones se consideren normales y que las recupere la comunidad cristiana como tal. La Renovación carismática considera de plena actualidad las palabras de San Pablo a los Corintios 12.7: " A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para bien de la comunidad".
Comparte totalmente esta visión, autorizada por Vaticano II, la corriente Pentecostal, muy extendida por todas las Iglesias cristianas. Esta corriente empezó en Tapeca (U.S.A. Estado de Tejas). Un pastor metodista, Carlos Parnam, comenzó a predicar al Espíritu Santo y sus sermones se vieron acompañados de manifestaciones carismáticas y una indiscutible renovación interior. Otro pastor metodista, M.Y. Seymour, testimonio de tales experiencias, se puso igualmente a predicar sobre el Espíritu Santo en los Ángeles. Era muy humilde y pobre , predicaba desde su barraca de madera.
Estos hechos hicieron surgir el pentecostalismo clásico, con muchas virtudes y con dos defectos importantes: era antiinstitucional y fundamentalista en la interpretación de la Biblia.
Pero durante los años 50 y los 60 diferentes personas y grupos de las distintas Iglesias tradicionales, con frecuencia sin ninguna conexión entre sí ( véase One Lord One Body, Ecumenical Grace of Charismatic Movement by Peter D. Llocken. Th Word Among Us Press, P.B. 2427, 2Gaithersburg, MD20879, U.S.A.) tuvieron las mismas experiencias del Espíritu y surgió en todas ellas el Neo-Pentecostalismo.
La correspondiente Experiencia Católica del año 67 dio nacimiento a la renovación Carismática. El fulgurante crecimiento de los grupos nacidos de esta corriente He leído que las personas que los frecuentan en las diversas Iglesias deben ya de llegar a los 150 millones, en la Católica sobre unos 100 millones, no solamente llenó de admiración a los observadores sino que algunos protestantes pensaban que las Iglesias más estructuradas, sobre todo la Católica, ahogarían al Espíritu.
No lo pensaban así los grandes pentecostales, como Thomas Roberts y David Plessis, los cuales manifestaron la gozosa esperanza de ver acumuladas las riquezas de las diversas tradiciones tradiciones cristianas en una sola Iglesia, para la gloria del Salvador y manifestación del poder del Espíritu en favor del mundo,Roberts expresó asímismo su deseo de ver a Israel incluído en el Misterio de las Bodas del Cordero.
La visión de estos ilustres carismáticos no estaba ausente de la mente de Juan Pablo II cuando el 15 de Mayo de 1987 nos decía en Roma a unos mil delegados de la Renovación católica mundial: el vigor y la fecundidad de la Renovación da de veras testimonio de la presencia poderosa del Espíritu Santo en acción dentro de la Iglesia en estos años posteriores al concilio Vaticano II. Desde luego que el Espíritu Santo ha guiado a la Iglesia en cada época, y ha producido en ella una gran variedad de dones entre los fieles. A causa del Espíritu, la Iglesia conserva continuamente una joven vitalidad. Y la Renovación carismática es una elocuente manifestación hoy de esta vitalidad, una atrevida declaración de lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias (Ap 2, 7) al acercarnos al final del segundo milenio. Pero pasemos ahora al relato sucinto de los hechos que originaron la Renovación Carismática Católica.
Estamos en 1966.Los católicos de U.S.A. quieren aplicar el concilio Vaticano II desde dos puntos de vista diferentes. conservadores y liberales se enfrentan sin esperanza de reconciliación. William Storey, historiador, y Ralph Keyfer, teólogo, profesores laicos de la Universidad Católica de Duquesne, están comprometidos en diferentes movimientos (litúrgicos, y otros sociales y apostólicos), pero comparten la constatación de un vacío, de una debilidad en la oración y en la acción, como si todo fuera el resultado endeble del propio esfuerzo. Leyendo el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles, comprenden la importancia de la acción del espíritu en el cambio de vida de los apóstoles y de los primeros cristianos. ¿No radicará aquí la base de la renovación eclesial querida por el Concilio?.
Los dos profesores se comprometieron en pedir el Espíritu uno por uno recitando diariamente la secuencia de su fiesta:" Ven espíritu santo, y envía ....." Se les añaden algunos amigos. Después de un año el pastor episcopaliano William lewis los pone en contacto con la señora Florence Dodge, también episcopaliana, y su grupo de oración. el 20 de enero de 1967 Ralph Keifer y Patrick Bourgeois piden al mencionado grupo que ore con ellos para implorar el "Bautismo en el Espíritu".
Sus ruegos se ven escuchados y el vacío y la debilidad de sus vidas quedan llenos de la presencia poderosa del señor resucitado. Se repite la Experiencia cuando dos amigos piden a Keifer y Patrick que les imponga las manos. El 17 de febrero de 1967 estos cuatro católicos se reúnen un fin de semana con treinta personas, profesores y estudiantes universitarios.
Durante la noche del sábado quisieron dedicar unas horas en la celebración del cumpleaños de una de las chicas. Inesperadamente uno tras otro subieron a la capilla donde todos tuvieron una experiencia Pentecostal muy fuerte, cuyo rasgo fundamental fue un contacto íntimo con Cristo. según sus descripciones, al menos en muchos de ellos, en este contacto recibieron dones carismáticos, como la glosolalia y la profecía.
Esta experiencia cambió sus vidas, lo cual condujo a otras personas a juntarse al grupo. Dichas personas fueron recibiendo también la experiencia del espíritu y sus dones. El fuego se propagó rápidamente y en pocas semanas llegó a la Universidad de Notre Dame de South (Indiana) y a la de East Lausing, en Michigan. Del 8 al 9 de Abril de 1967 noventa personas, entre ellas algunos sacerdotes, se congregaron en la Universidad de Notre Dame para reflexionar sobre los acontecimientos. Había nacido la primera asamblea Carismática Católica. Situación ante la mentalidad de la época y del contexto religioso. Inesperadamente había aparecido una corriente que contrarrestaba la sequedad espiritual originada por una mentalidad puramente temporal y autosuficiente, muy en expansión en Estados Unidos y en las naciones técnicamente adelantadas.
La Renovación Carismática es como una denuncia a la visión secularista que tiende a reducir al hombre a horizontes puramente terrenos y desconoce la relación criatural y filial hacia Dios. Mirada desde el interior de la Iglesia, la Renovación Carismática no participaba, ni participa, en el enfrentamiento entre conservadores y progresistas, puesto que no piensa que las reformas estructurales y las posturas contratantes sean resolutivas para la construcción del Reino de Dios.
Lo esencial es que los creyentes vivan una verdadera renovación en el Espíritu. hay que redescubrir la doctrina paulina de la vida en el Espíritu. Para salir de una práctica cristiana monótona y estancada es necesaria la "vida en el Espíritu por la cual nos sometemos a Cristo como Señor en una confrontación con aquellas bíblicas que transforman al hombre desde de dentro y le confieren una nueva unión con Dios y una nueva relación con los hermanos. La efusión del Espíritu, ¿no es aquel don permanente que Cristo ofrece a todo fiel que le busca sinceramente. La efusión en el Espíritu La renovación Carismática Católica en Europa usa esta Expresión, tomada de los Hechos de los Apóstoles(2,17-18 y 10.45), mas bien que la de "bautismo en el Espíritu", para evitar cualquier confusión con los sacramentos de la iniciación cristiana, bautismo y confirmación.
Es una actuación del Espíritu que despierta la conciencia del creyente, y da una mayor apertura a su acción, a sus dones, a sus gracias. No viene de fuera, sino de dentro, y actualiza las virtualidades de los dos sacramentos mencionados, los cuales no pueden llegar a su plena madurez sin que el Espíritu penetre toda la dimensión del ser y del actuar del fiel. la efusión del Espíritu es el don gratuito del Señor resucitado, el cual puede otorgarlo en cualquier lugar y momento.
La Renovación Carismática, sin embargo sabe por experiencia la eficacia de la oración comunitaria. Por eso, se organiza lo que se llama" las siete semanas", como preparación conveniente. Durante este período de tiempo se proclaman, en un clima de oración, los grandes temas de la fe: Jesús es el Salvador y mi Salvador, Jesús es Señor y mi Señor, la conversión, el Espíritu Santo, la Iglesia, los carismas, la vida en el espíritu. los que piden entonces la oración que implora la efusión del Espíritu renuncian al mal y a Satanás y aceptan a Jesús como Señor y Salvador. Suele hacerse durante la misa y los presbíteros y los asistentes, o una parte de ellos, les imponen las manos y oran. El efecto de esta oración cambia vidas. La efusión del espíritu centra la personalidad del fiel en Jesucristo como Señor Resucitado y cabeza de la Iglesia, que vive en su corazón y le muestra el amor del Padre.
Efectos de la efusión del espíritu Solamente apuntaremos los principales para no alargarnos:
1º. Un encuentro personal con Jesús. La persona se siente invadida por su amor y su señorío, en un nuevo nivel de relación con El. De ahí que en los grupos se oiga con frecuencia las expresión bíblica: "Jesús es el Señor".
2º. Una conciencia más viva del sentido trinitario de la vida del creyente.
3º. Dios habla a la persona, la cual recibe una sensibilidad especial para conocer la "voz del Buen Pastor" y sentir las mociones del Espíritu.
4º. Un don de oración personal que brota del centro de nuestro ser con predominio de la alabanza.
5º. Un amor por la sagrada escritura como palabra de Dios, la cual recobra actualidad, llega hasta el fondo y alimenta el corazón y la mente.
6º. Una nueva fuerza para proclamar la salvación en Jesucristo, sin complejos, con convicción y sencillez.
7º. Una liberación del pecado. Desaparecen Hábitos inveterados, dependencias y miedos.
8º. Dones y carismas, como los que nombra Pablo en 1Corintios 12,8-10. 9º. El deseo del Reino, con una nueva manera de mirar las postrimerias del hombre. Se encuentra gozo en decir "Maranatha", "ven, Señor Jesús", (1Co 16,22;Ap22,20). No todos reciben con la misma fuerza estos efectos, por los que, no tratándose de un sacramento, se puede volver a pedir oración, con la certeza de que el espíritu de la promesa desea darnos más de lo que nosotros deseamos recibir.
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