1-Pedid y se os dará.
2-Nada es imposible para Dios
3-Comenzando por Espíritu
4-¿Dónde están tus ojos?
5-Las sorpresas del Espíritu
6-Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe
7-Mis pensamientos no son vuestros pensamientos
8-En compañía de María, la Madre de Jesús.
Cuando me pidieron que diera esta enseñanza sobre seguir en el Espíritu, mi mente se volvió naturalmente a aquellos medios tradicionales de crecimiento espiritual: la oración y los sacramentos, leer la Palabra de Dios, aprovechar los tesoros de la doctrina de la Iglesia, la dirección espiritual, la comunidad, el servicio, la devoción a María y a los santos. Pero siento que lo que el Espíritu Santo quiere que cuestione es la calidad de vuestra vida de fe... ¿tenéis todavía una fe expectante y vibrante?
PEDID Y SE OS DARÁ (Lc 11 9)
Hace 32 años en esta misma época del año, yo me estaba preparando para un retiro de fin de semana que cambiaría mi vida para siempre... ¡y vuestra vida también! En ese momento, desde luego, yo no sabía que la gracia del Bautismo en el Espíritu que experimentaríamos en el fin de semana de Duquesne era un regalo destinado para toda la Iglesia. Sólo sabía esto: ¡quería a Dios! Quería conocer a Dios y ser conducida por Su Espíritu como lo fueron los primeros discípulos, como fueron los santos. Me atreví a creer, con lo que no parecía mayor que un grano de mostaza de fe, que lo que pedía, recibiría (Lc 11 9-13). Nos pidieron que lleváramos a ese retiro una fe expectante, una confianza... que Dios actuaría por nosotros y nos enviaría Su Espíritu. ¡Creímos y Dios actuó!
NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS (Lc 1 37)
Un amigo mío sacerdote cree que esta fe expectante es la característica más sobresaliente de la Renovación Carismática. Yo puedo atestiguar que inmediatamente después de ser bautizada en el Espíritu cuando oí un sermón en que el predicador estaba explicando que los milagros de Jesús no sucedieron en realidad, la fe expectante se alzó dentro de mí. Quería levantarme y gritar: "Estás equivocado. Este Jesús al que acabo de conocer personalmente, tiene poder y autoridad para dar visión a los ciegos, sanar a los enfermos e incluso para resucitar a los muertos, no sólo cuando estuvo en la tierra, sino hoy también. ¡Jesús está vivo y Jesús es Señor!" Yo todavía no había visto esos milagros, pero conociéndole era suficiente para convencerme que no hay nada imposible para que Él lo haga, ¡nada!
Lo que entonces sabía por fe, millones de nosotros lo podemos testimoniar ahora por experiencias directas. Este Señor Jesús vivo sigue haciendo milagros de sanación física y espiritual cuando Sus amigos recurrían a Él con fe expectante y pedían. Es éste un misterio que se pronuncia incluso en el Espíritu. Una monja americana que conozco una vez tuvo su don de lenguas reconocido por un polaco. Le dijo lo que estaba proclamando en polaco: "¡Mi Padre es un Rey y Él puede hacer lo que quiera!" El Espíritu estaba inspirando en ella la confianza y la valentía de un niño que sabe lo que es llamar a Dios, "¡Abba!" (Gal 4 6-7).
COMENZANDO POR ESPÍRITU...(Gal 3 3) Queremos hacer algo más que empezar por Espíritu; queremos seguir en el Espíritu. ¿Podría ser que nuestro problema es el mismo que el de los Gálatas? ¿Por qué motivo les castigaba San Pablo? ¡Por su falta de fe! Considerad sus palabras punzantes: "¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación? ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu ¿termináis ahora en carne? ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería! El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?" (Gal 3 2-5).
¿Se refiere este pasaje a ti? Como dirigente ¿has llegado alguna vez a un acto espiritual tan consciente de tus carencias que sientes que Dios nunca te podría utilizar? No es tu "observancia de la ley la que te cualifica para ser un instrumento del Espíritu para la comunidad. Es la gracia de Dios y tu fe en Cristo. O, ¿has llegado a algún sitio en tu ejercicio de los dones carismáticos donde te sientes demasiado cómodo? He estado reflexionando que cada vez que me rindo a un don carismático, como la profecía o el discernimiento, se trata de un acto de fe. No es sólo rutina. Y para ayudar a que se convierta en rutina, el Señor a veces nos da una sacudida.
¿DÓNDE ESTÁN TUS OJOS?
En una reunión de oración hace poco sentí que el Señor me decía, "Si sólo bailarán ante mí, liberaría a mi pueblo". Era ésta una palabra inesperada, una que yo no quería oír y no quería dar. Miré a la gente, un grupo de gente mayor bastante conservadores, y pensé: "nunca responderán. Nunca bailarán". Pero no podía deshacerme de esta "profecía". Entonces me miré a mí misma. "No tengo la suficiente energía para hacerles bailar. ¿Cómo podía ser yo la que proclamara tal mensaje?". Seguía sin paz. Por último, miré al Señor y salí de la barca. Mi marido dirigía la reunión y ¡él no sabe bailar! Cuando le susurré este mensaje, pensé que allí se acabaría todo. Pero, me llevó al micrófono y él mismo dirigió a las 200 personas que bailaron por la iglesia. Nunca en 30 años habíamos bailado en esta reunión en particular. El gozo, la alegría, el júbilo estallaron. La alabanza alcanzó un nuevo nivel. La gente (incluso estos "viejos") se vio renovada. Y yo.. bueno... yo estaba humillada y agradecida por haber ejercitado la fe (¡Oh yo, de poca fe!) al proclamar esa palabra. LAS SORPRESAS DEL ESPÍRITU
Esto puede parecer algo pequeño o incluso frívolo pero sentí que contenía una lección importante acerca de seguir en el Espíritu. ¡Estad preparados para sus sorpresas! En la vigilia de Pentecostés del año pasado, nuestro Santo Padre se reunió con medio millón de representantes de los movimientos eclesiales y nos recordó esto: "Cuando quiera que el Espíritu interviene, deja a la gente asombrada. Él causa acontecimientos de una novedad extraordinaria: cambia radicalmente a las personas y la historia." ¿Cuándo fue la última vez que os asombrasteis?
Así como la Renovación Carismática fue el resultado de la intervención sorprendente del Espíritu Santo, y nos esperan más cosas si estamos dispuestos a acercarnos al Señor con fe expectante. Mientras yo me hubiera sentido más cómoda dando una enseñanza sobre el gozo, el Espíritu santo quería que la gente saboreara el gozo bailando como niños ante el Señor. Los retos a los que nos enfrentamos mientras entramos en el tercer milenio son amedrentadores, ¡pero no lo son demasiado para el Espíritu del Dios Vivo! Este Dios nuestro tiene gracias que superarán las miserias de nuestro tiempo. Recordad: "Que el amor de Yahvéh no se ha acabado, ni se ha agotado su ternura; cada mañana se renueva: ¡grande es tu fidelidad!" (Lm 3 22-23). ¿Pero dónde está nuestra fe expectante?
EXAMINAOS A VOSOTROS MISMOS SI ESTÁIS EN LA FE (2 Co 13 5)
Hermanos y hermanas, ¿estamos resistiéndonos al Espíritu Santo y entristeciéndole por nuestra falta de fe? ¿Qué pasa con la santidad? ¿Todavía estamos dispuestos a creer que Dios puede hacer santos de gente como nosotros? ¿Qué pasa con la evangelización? ¿Existen nuevas iniciativas que podemos estar aplastando? ¿Qué pasa con los carismas? ¿Hemos rebajado nuestras expectativas en ese tema? ¿Qué pasa con lo de una visión para nuestra nación? ¿Qué oraciones valientes estamos callando? ¿Están nuestros ojos fijos en el Señor o están fijos en otros y quizá incluso en nosotros mismos? ¿Os suenan estas excusas?
"Nunca cambiaré. Él nunca cambiará. Eso nunca cambiará".
"Nunca lo hemos hecho así antes".
"¿Qué pensará la gente?"
"Soy demasiado viejo, demasiado joven, demasiado enfermo".
"No tengo la energía, el talento, los recursos".
"Solía ser tanto más fácil cuando empezamos".
Para que no desaparezcan entre nosotros todos esos maravillosos carismas, debemos volver a lo que aprendimos al principio, a "devolver el poder a Dios "(Salmo 68), a ejercitar la fe expectante. Desde la plaza de San Pedro en la vigilia de Pentecostés de 1998, las palabras del Santo Padre resonaron: "¡Abríos dócilmente a los dones del Espíritu! ¡Aceptad con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu nunca deja de derramar sobre nosotros! ¿Y qué es esta obediencia si no la obediencia de la fe?
NO SON MIS PENSAMIENTOS VUESTROS PENSAMIENTOS (Is 55 8)
"Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir al fuerte". (1 Co 1 27). Con demasiada frecuencia examinamos una situación según una sabiduría mundana más que con la sabiduría de la Cruz. Hace poco estaba intentando lanzar una campaña publicitaria para nuestra asamblea anual. Yo elegí a los miembros más enérgicos, elocuentes, experimentados de nuestro grupo de oración para que me ayudaran. Dios eligió a una chica minusválida que iba con muletas, nueva a la vida en el Espíritu, para ayudarle. Esta chica colocó uno de nuestros folletos en una iglesia local donde la vio un hombre que tiene un programa de radio. Le impresionó tanto su coraje y su deseo de propagar la fe que la invitó a hacer una entrevista de una hora. Antes de su accidente ella había estado alejada de la fe y cayendo rápidamente. Pero por medio del amor y testimonio de amigos que la trajeron a nuestro grupo de oración después de su lesión de medula espinal, ella encontró al Señor. "Ahora me levanto cada mañana ardiendo de deseos de recibir a Jesús en la Eucaristía y ardiendo de deseos de leer la palabra de Dios". Esta chica "débil y necia", en los ojos del mundo, fue un agente publicitario más convincente que cualquiera de los de mi lista. ¿Y porqué no me fijé en ella? "Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos –oráculo de Yahvéh-". (Is 55 8).
¿Tenéis a gente entre vosotros a quienes Dios quiere utilizar? ¿Quién tiene un testimonio para compartir? ¿Quién ha sido sanado? ¿Quién tiene este "deseo ardiente" de complacer a Jesús de cualquier manera posible? Puede ser "alguien más viejo", una Ana o un Simeón. Puede ser "alguien más joven", una "Hija de Jairo" o un Timoteo. Estoy absolutamente convencida de que hay gente ahí fuera a quien Dios utilizará mucho más poderosamente de lo que nos ha usado a cualquiera de nosotros hasta ahora. Sólo están esperando a ser descubiertos... ¡por aquellos que pueden ver con los ojos de la fe!
EN COMPAÑÍA DE MARÍA, MADRE DE JESÚS (Hch 1 14) Tenemos a alguien que nos puede ayudar a conseguir esta fe expectante y su nombre es María. Lo que pertenece a una madre lo comparte libremente con sus hijos. Pidamos que la fe expectante de María pueda ser nuestra. Sí, María, danos tu propia fe que libera al Espíritu Santo para actuar y para eclipsarnos con su poder. Aprendamos de nuestra Madre una actitud de oración y humildad y servicio para no estropear la belleza de la obra de Dios. Ella nos llama a acompañarla con estas palabras: "Engrandeced a Yahvéh conmigo, ensalcemos su nombre todos juntos". (Salmo 34 4). Respondamos diciendo: "A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén. (Ef 3 20
2-Nada es imposible para Dios
3-Comenzando por Espíritu
4-¿Dónde están tus ojos?
5-Las sorpresas del Espíritu
6-Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe
7-Mis pensamientos no son vuestros pensamientos
8-En compañía de María, la Madre de Jesús.
Cuando me pidieron que diera esta enseñanza sobre seguir en el Espíritu, mi mente se volvió naturalmente a aquellos medios tradicionales de crecimiento espiritual: la oración y los sacramentos, leer la Palabra de Dios, aprovechar los tesoros de la doctrina de la Iglesia, la dirección espiritual, la comunidad, el servicio, la devoción a María y a los santos. Pero siento que lo que el Espíritu Santo quiere que cuestione es la calidad de vuestra vida de fe... ¿tenéis todavía una fe expectante y vibrante?
PEDID Y SE OS DARÁ (Lc 11 9)
Hace 32 años en esta misma época del año, yo me estaba preparando para un retiro de fin de semana que cambiaría mi vida para siempre... ¡y vuestra vida también! En ese momento, desde luego, yo no sabía que la gracia del Bautismo en el Espíritu que experimentaríamos en el fin de semana de Duquesne era un regalo destinado para toda la Iglesia. Sólo sabía esto: ¡quería a Dios! Quería conocer a Dios y ser conducida por Su Espíritu como lo fueron los primeros discípulos, como fueron los santos. Me atreví a creer, con lo que no parecía mayor que un grano de mostaza de fe, que lo que pedía, recibiría (Lc 11 9-13). Nos pidieron que lleváramos a ese retiro una fe expectante, una confianza... que Dios actuaría por nosotros y nos enviaría Su Espíritu. ¡Creímos y Dios actuó!
NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS (Lc 1 37)
Un amigo mío sacerdote cree que esta fe expectante es la característica más sobresaliente de la Renovación Carismática. Yo puedo atestiguar que inmediatamente después de ser bautizada en el Espíritu cuando oí un sermón en que el predicador estaba explicando que los milagros de Jesús no sucedieron en realidad, la fe expectante se alzó dentro de mí. Quería levantarme y gritar: "Estás equivocado. Este Jesús al que acabo de conocer personalmente, tiene poder y autoridad para dar visión a los ciegos, sanar a los enfermos e incluso para resucitar a los muertos, no sólo cuando estuvo en la tierra, sino hoy también. ¡Jesús está vivo y Jesús es Señor!" Yo todavía no había visto esos milagros, pero conociéndole era suficiente para convencerme que no hay nada imposible para que Él lo haga, ¡nada!
Lo que entonces sabía por fe, millones de nosotros lo podemos testimoniar ahora por experiencias directas. Este Señor Jesús vivo sigue haciendo milagros de sanación física y espiritual cuando Sus amigos recurrían a Él con fe expectante y pedían. Es éste un misterio que se pronuncia incluso en el Espíritu. Una monja americana que conozco una vez tuvo su don de lenguas reconocido por un polaco. Le dijo lo que estaba proclamando en polaco: "¡Mi Padre es un Rey y Él puede hacer lo que quiera!" El Espíritu estaba inspirando en ella la confianza y la valentía de un niño que sabe lo que es llamar a Dios, "¡Abba!" (Gal 4 6-7).
COMENZANDO POR ESPÍRITU...(Gal 3 3) Queremos hacer algo más que empezar por Espíritu; queremos seguir en el Espíritu. ¿Podría ser que nuestro problema es el mismo que el de los Gálatas? ¿Por qué motivo les castigaba San Pablo? ¡Por su falta de fe! Considerad sus palabras punzantes: "¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la fe en la predicación? ¿Tan insensatos sois? Comenzando por espíritu ¿termináis ahora en carne? ¿Habéis pasado en vano por tales experiencias? ¡Pues bien en vano sería! El que os otorga, pues, el Espíritu y obra milagros entre vosotros ¿lo hace porque observáis la ley o porque tenéis fe en la predicación?" (Gal 3 2-5).
¿Se refiere este pasaje a ti? Como dirigente ¿has llegado alguna vez a un acto espiritual tan consciente de tus carencias que sientes que Dios nunca te podría utilizar? No es tu "observancia de la ley la que te cualifica para ser un instrumento del Espíritu para la comunidad. Es la gracia de Dios y tu fe en Cristo. O, ¿has llegado a algún sitio en tu ejercicio de los dones carismáticos donde te sientes demasiado cómodo? He estado reflexionando que cada vez que me rindo a un don carismático, como la profecía o el discernimiento, se trata de un acto de fe. No es sólo rutina. Y para ayudar a que se convierta en rutina, el Señor a veces nos da una sacudida.
¿DÓNDE ESTÁN TUS OJOS?
En una reunión de oración hace poco sentí que el Señor me decía, "Si sólo bailarán ante mí, liberaría a mi pueblo". Era ésta una palabra inesperada, una que yo no quería oír y no quería dar. Miré a la gente, un grupo de gente mayor bastante conservadores, y pensé: "nunca responderán. Nunca bailarán". Pero no podía deshacerme de esta "profecía". Entonces me miré a mí misma. "No tengo la suficiente energía para hacerles bailar. ¿Cómo podía ser yo la que proclamara tal mensaje?". Seguía sin paz. Por último, miré al Señor y salí de la barca. Mi marido dirigía la reunión y ¡él no sabe bailar! Cuando le susurré este mensaje, pensé que allí se acabaría todo. Pero, me llevó al micrófono y él mismo dirigió a las 200 personas que bailaron por la iglesia. Nunca en 30 años habíamos bailado en esta reunión en particular. El gozo, la alegría, el júbilo estallaron. La alabanza alcanzó un nuevo nivel. La gente (incluso estos "viejos") se vio renovada. Y yo.. bueno... yo estaba humillada y agradecida por haber ejercitado la fe (¡Oh yo, de poca fe!) al proclamar esa palabra. LAS SORPRESAS DEL ESPÍRITU
Esto puede parecer algo pequeño o incluso frívolo pero sentí que contenía una lección importante acerca de seguir en el Espíritu. ¡Estad preparados para sus sorpresas! En la vigilia de Pentecostés del año pasado, nuestro Santo Padre se reunió con medio millón de representantes de los movimientos eclesiales y nos recordó esto: "Cuando quiera que el Espíritu interviene, deja a la gente asombrada. Él causa acontecimientos de una novedad extraordinaria: cambia radicalmente a las personas y la historia." ¿Cuándo fue la última vez que os asombrasteis?
Así como la Renovación Carismática fue el resultado de la intervención sorprendente del Espíritu Santo, y nos esperan más cosas si estamos dispuestos a acercarnos al Señor con fe expectante. Mientras yo me hubiera sentido más cómoda dando una enseñanza sobre el gozo, el Espíritu santo quería que la gente saboreara el gozo bailando como niños ante el Señor. Los retos a los que nos enfrentamos mientras entramos en el tercer milenio son amedrentadores, ¡pero no lo son demasiado para el Espíritu del Dios Vivo! Este Dios nuestro tiene gracias que superarán las miserias de nuestro tiempo. Recordad: "Que el amor de Yahvéh no se ha acabado, ni se ha agotado su ternura; cada mañana se renueva: ¡grande es tu fidelidad!" (Lm 3 22-23). ¿Pero dónde está nuestra fe expectante?
EXAMINAOS A VOSOTROS MISMOS SI ESTÁIS EN LA FE (2 Co 13 5)
Hermanos y hermanas, ¿estamos resistiéndonos al Espíritu Santo y entristeciéndole por nuestra falta de fe? ¿Qué pasa con la santidad? ¿Todavía estamos dispuestos a creer que Dios puede hacer santos de gente como nosotros? ¿Qué pasa con la evangelización? ¿Existen nuevas iniciativas que podemos estar aplastando? ¿Qué pasa con los carismas? ¿Hemos rebajado nuestras expectativas en ese tema? ¿Qué pasa con lo de una visión para nuestra nación? ¿Qué oraciones valientes estamos callando? ¿Están nuestros ojos fijos en el Señor o están fijos en otros y quizá incluso en nosotros mismos? ¿Os suenan estas excusas?
"Nunca cambiaré. Él nunca cambiará. Eso nunca cambiará".
"Nunca lo hemos hecho así antes".
"¿Qué pensará la gente?"
"Soy demasiado viejo, demasiado joven, demasiado enfermo".
"No tengo la energía, el talento, los recursos".
"Solía ser tanto más fácil cuando empezamos".
Para que no desaparezcan entre nosotros todos esos maravillosos carismas, debemos volver a lo que aprendimos al principio, a "devolver el poder a Dios "(Salmo 68), a ejercitar la fe expectante. Desde la plaza de San Pedro en la vigilia de Pentecostés de 1998, las palabras del Santo Padre resonaron: "¡Abríos dócilmente a los dones del Espíritu! ¡Aceptad con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu nunca deja de derramar sobre nosotros! ¿Y qué es esta obediencia si no la obediencia de la fe?
NO SON MIS PENSAMIENTOS VUESTROS PENSAMIENTOS (Is 55 8)
"Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo para confundir al fuerte". (1 Co 1 27). Con demasiada frecuencia examinamos una situación según una sabiduría mundana más que con la sabiduría de la Cruz. Hace poco estaba intentando lanzar una campaña publicitaria para nuestra asamblea anual. Yo elegí a los miembros más enérgicos, elocuentes, experimentados de nuestro grupo de oración para que me ayudaran. Dios eligió a una chica minusválida que iba con muletas, nueva a la vida en el Espíritu, para ayudarle. Esta chica colocó uno de nuestros folletos en una iglesia local donde la vio un hombre que tiene un programa de radio. Le impresionó tanto su coraje y su deseo de propagar la fe que la invitó a hacer una entrevista de una hora. Antes de su accidente ella había estado alejada de la fe y cayendo rápidamente. Pero por medio del amor y testimonio de amigos que la trajeron a nuestro grupo de oración después de su lesión de medula espinal, ella encontró al Señor. "Ahora me levanto cada mañana ardiendo de deseos de recibir a Jesús en la Eucaristía y ardiendo de deseos de leer la palabra de Dios". Esta chica "débil y necia", en los ojos del mundo, fue un agente publicitario más convincente que cualquiera de los de mi lista. ¿Y porqué no me fijé en ella? "Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos –oráculo de Yahvéh-". (Is 55 8).
¿Tenéis a gente entre vosotros a quienes Dios quiere utilizar? ¿Quién tiene un testimonio para compartir? ¿Quién ha sido sanado? ¿Quién tiene este "deseo ardiente" de complacer a Jesús de cualquier manera posible? Puede ser "alguien más viejo", una Ana o un Simeón. Puede ser "alguien más joven", una "Hija de Jairo" o un Timoteo. Estoy absolutamente convencida de que hay gente ahí fuera a quien Dios utilizará mucho más poderosamente de lo que nos ha usado a cualquiera de nosotros hasta ahora. Sólo están esperando a ser descubiertos... ¡por aquellos que pueden ver con los ojos de la fe!
EN COMPAÑÍA DE MARÍA, MADRE DE JESÚS (Hch 1 14) Tenemos a alguien que nos puede ayudar a conseguir esta fe expectante y su nombre es María. Lo que pertenece a una madre lo comparte libremente con sus hijos. Pidamos que la fe expectante de María pueda ser nuestra. Sí, María, danos tu propia fe que libera al Espíritu Santo para actuar y para eclipsarnos con su poder. Aprendamos de nuestra Madre una actitud de oración y humildad y servicio para no estropear la belleza de la obra de Dios. Ella nos llama a acompañarla con estas palabras: "Engrandeced a Yahvéh conmigo, ensalcemos su nombre todos juntos". (Salmo 34 4). Respondamos diciendo: "A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén. (Ef 3 20
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