sábado, 5 de septiembre de 2009

DISFRUTA DE LA SIGUIENTE PRÈDICA:


Una buena noticia

¿POR QUÉ ME PASA ESTO A MÍ?

¿POR QUÉ TANTO SUFRIMIENTO?

¿POR QUÉ LA FELICIDAD SIEMPRE SE ME ESCAPA DE LAS MANOS?

¿QUÉ SENTIDO TIENE TODO ESTO?

¡ESTOS HIJOS, ESTE TRABAJO, ESTE CARÁCTER… ME ESTÁ QUITANDO LA VIDA!

Lee atentamente lo que dice San Pablo. Es un trozo de la Carta a los Filipenses (Flp. 2, 6-11):

“Cristo compartía la naturaleza divina, igual a Dios por propio derecho, sin embargo se redujo a nada, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

Jesús ha recibido de Dios Padre el “Nombre que está sobre todo nombre”. El término nombre en el lenguaje bíblico significa poder, fuerza… Es una forma de decir que Jesucristo es Señor. No hay poder más fuerte por encima de Él. Jesús es el Señor.

A menudo utilizamos palabras ante las que no nos detenemos a descubrir lo que encierran. Y, por tanto, no acabamos de creer firmemente lo que significan. Por eso te animo a que te atrevas a escuchar con fe los que estás leyendo en estos momentos.

¿QUÉ TE ESTÁ MATANDO HOY?

¿QUÉ ES LO QUE “MACHACA” TUS GANAS DE VIVIR?

¿QUÉ LOSA TE ESTÁ SEPULTANDO EN VIDA?

Ponle un nombre. Sí, pon nombre a eso que convierte tu vida en mediocridad, en mera supervivencia… ¿Qué es?

Te sientes resignado ante eso que te oprime. Se podría decir que vives en ese cementerio de muertos maquillados, mineralizados y supervitaminados que esperan con ansia el desenlace del encuentro de fútbol, o de “Bailando por un sueño”, o de la telenovela de la tarde (por supuesto en el caso de que seas dueño del control remoto de la Tv, porque si no la cosa puede ser más insufrible todavía…) porque ya están cansados de esperar otra cosa mejor de la propia vida. ¿Qué es lo que te está matando?

ESCUCHA CON MUCHA ATENCIÓN. Tengo una buena noticia para ti:

JESUCRISTO ES SEÑOR

Él ha vencido eso que te mata. Lo ha destruido. Jesús es Señor y está por encima de ese poder que a ti te impide vivir la vida que Dios Padre te ha regalado para que seas feliz y desees vivir eternamente.

Lo que tiene poder sobre ti, no tiene poder sobre Él. Jesús ha vencido la muerte, todo tipo de muerte. Y eso que tú sufres ¿acaso no es una muerte en vida?

¿Qué puedes hacer? Conviértete. Caminas tu vida en dirección equivocada. Orienta tu vida hacia Jesús.

Si quieres encontrarte con Él, empieza por invocarlo reconociendo dónde te encuentras. ¿Qué te está oprimiendo? Ponle nombre a lo que te pasa… Y ahora llama a Jesús.

Escucha lo que dice San Lucas (Lc. 18, 35-46): “Ya cerca de Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oir que pasaba mucha gente, preguntó qué era aquello, y le dieron la noticia: “¡Es Jesús, el nazoreo, que pasa por aquí!” Entonces empezó a gritar “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Los que iban delante levantaron la voz para que se callara, pero él gritaba con más fuerza: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Jesús se detuvo y ordenó que se lo trajeran, y cuando tuvo al ciego cerca le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Le respondió: “Señor, haz que vea”. Jesús le dijo: “Recobra la vista, tu fe te ha salvado”. Al instante el ciego pudo ver. El hombre seguía a Jesús glorificando a Dios, y toda la gente que lo presenció también bendecía a Dios”.

El ciego de Jericó siempre necesitado de la consideración, del afecto, de la lástima de los demás…, viviendo de limosna. ¿Puede ser este ciego un símbolo de tu vida? Si tienes que reconocerlo, no tengas miedo: Jesús pasa ahora junto a ti. Grítale como lo hizo este ciego: “Señor Jesús, ten compasión de mí”. Y cuando Él te pregunte “¿Qué quieres que haga por ti?” dile lo que te está pasando, dile ese nombre que has puesto a lo que te oprime, a lo que no te deja ser feliz. Díselo.

gzprsgcazd0ke8caykslkgcai8sj23caa7tr2qcal9ltkmca503z79ca4ton10cacye4n7cagagy3vca49do1oca9wfwdycav3ohxvca9rkjw5ca1aldrgcasy8xv6caq8264ccaxpmmmwEmpezarás a ver que, lo que te mataba, ya no te mata, porque Jesús es Señor, ha resucitado y te está resucitando a ti también. Empezarás a vivir aquí la vida eterna. Tendrás poder para amarte, amar tu vida y amar a los demás tal como son. No te estoy diciendo que digas oraciones aprendidas de memoria. Te digo que grites desde el dolor profundo de tu corazón. No te canses de gritarle aunque te digan que te calles.

“¡Señor Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”.

P. Manuel Vélez

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